En
próximas semanas estaremos echando a rodar un pequeño proyecto: Sesiones en
Duluoz. Poesía, que consiste en un breve encuentro casual, íntimo, con un autor
específico en la casa de Libros Duluoz. Estos encuentros serán grabados de
manera informal para ayudar a difundir el trabajo de diversos poetas.
Nuestra
primera invitada será la escritora Angélica Murillo, de quien compartimos aquí
en el laberinto de Asterión una muestra de su poesía.
Suiki-Tenno
y Lu Yu frente al Templo Budista de Nara a la hora del té
Japón,
606 d.C.
Dispongo
del abrazo para recibirte.
Preparemos
Lu
Yu
el
agua blanda
para
el dragón negro
Y
el té rojo.
Lejos,
el viento esparce por la tierra
lo
grande y lo pequeño
la
forma y el agua.
El
agua que ofrece de su aliento:
La
flauta de bambú.
La
tinta de Gautama.
Nuestra
pequeña tetera
color
de arcilla.
El
tiempo es propicio
y su vientre
¾
partes del otoño.
Bebamos
Lu
Yu
el
dragón negro
y el té rojo.
El
silencio es eterno.
Y
el instante habla
por
nosotros.
Delfos,
28 de mayo de 585 a.C.
A
Josu Landa
Sofía
mía, las aves en celo y en el jardín: Bilitis
ha
besado e labio donde se posan los versos de Safo.
Amiga
mía, del aire que deshace, del agua siempre,
no
es preciso hallar camino para huir del tiempo:
Mira
en torno la mecánica –celeste–, el laurel retoña
de
nuevo y en la arena, los atletas pitios disputan su corona.
Pero
de todos los enigmas, que el Oráculo de Apolo le confió
a
esta esclava de Dionisio, ninguno, volverá a los muros de Delfos.
He
visto sucumbir imperios que no creían en la muerte,
he
visto a los amantes del espejo y el doble anillo exigir su sangre.
Tales
no predice, no dice que la Diosa volverá y el agua
tomará
su antigua forma para librarnos de este sueño.
Dulce
es la espera cuando el destino ha empeñado su palabra.
Dejemos
que en la arena, Pitonisa, sigan su juego los atletas.
De
Variaciones entorno a la trayectoria de una hormiga, pp. 15 y 17
Emilia
I
A
Emily Dickinson
1
No
le canto al hombre –palabra soez y malsonante–
Sino
a la plaga terrestre, a la fiera
Compuesta
de langosta y unicornio.
2
Amo
a los que dejaron de ser
Para
ser cactus, engendro
gusano
reptante
o
desperdicio.
3
Y
a vos, Emilia, caníbal de mi pecho:
Aquellas
impúdicas palabras no eran para ti.
Emilia II
1
Odio a las ciudades
como otros odian a la hierba, esa niña
salvaje
o al piojo que escupe su condición humana
o al que defeca en abril
cuando el capullo
se abre.
2
Soy un grillo, un pájaro, una sombra.
Pero ¿en qué raíz o tubérculo, en qué fruto?
3
A mí de repente me da pena
morirme.
Dejar
a la hiedra
así no más.
4
Cúlpame si quieres
nací en los suburbios de la historia
al margen de Lorca
y de Whitman
al Oeste.
5
Aún te espera
tu viejo trineo sobre el polvo.
6
Nos iremos muy lejos
si alguien
llama a la puerta.
“II. Con vientre de medusa y tigre bleik”,
en Sobre el amor filial –y otras
desviaciones–, pp. 20-27
Angélica
Murillo (San José, 1976). Escritora y comunicadora social con énfasis en
periodismo por la Universidad de Costa Rica (UCR). En dicha universidad dirigió
el Taller Literario Elipsis (2006-2007) y fue cofundadora del grupo Poiesis* (2002). Mención de honor en el III Concurso Internacional La Revelación y premio
al mejor videopoema en el VIII Concurso Internacional de Poesía Breve La
Vanguardia (ambos en España, 2009). Ha publicado los poemarios Variaciones en torno a la trayectoria de una
hormiga (San José: Ediciones Perro Azul, 2010) y Sobre el amor filial –y otras desviaciones– (Heredia: Ediciones
Espiral, 2011).
* Grupo
diferente del que posteriormente fundó Ronald Bonilla, el cual se encuentra activo.
Comentarios
Valiosa mujer y poesía. Joan.
Saludos y gracias por pasar