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Entradas

Mostrando entradas de abril, 2009

Un poema de Laureano Albán

Dedicado a Anónimo Inventarios terrestres A Antonio Enrique Hay delgadísimos sonidos entre las cosas y sus muertes, como un violín sonando mientras se hunde en un agua interminable. Hay casas en donde las ventanas arden siempre y la noche no puede abandonarlas. Hay tu rostro y mi mano y la incierta pasión de reunirlos. Hay un plancton solar en los cuerpos amantes que el mar no ha conocido ni comprende. Hay músicas en mí que nunca podré darte. Hay la desolación y el rostro que la aguarda. Hay pájaros ardiendo desbandados desde el canto hasta la muerte. Hay posesiones últimas, pulpas lunares, ríos que irrumpen verticales a las horas. Hay lejanías, ellas todo lo envuelven en su vasta memoria deletérea. Hay bosques esperando, como una explosión inaplazable debajo de las calles por su aire. Hay objetos mortales, espejos agresivos alrededor del hombre que no duerme. Hay flores y su fulgurante devoción. Hay el polvo y su rostro de tempestad. Riadas que se sumergen en las mareas del viento. Ad

Tres poemas

--> Imagen: Pablo Picasso, Minotauro acariciando a una mujer dormida , 1933, Museo Nacional, Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. El minotauro De la sombra de una calle surge el minotauro, detenido en el crepúsculo se regodea: su risa es una llama, su llanto una mañana. Sabe medir los pasos y aguardar al niño, sabe sembrar la tierra y contemplar el cielo. Ha aprendido a tejer su castigo, a ignorar el río lejano y la flor pequeña. Es un pequeño dios o un pequeño monstruo. Una efigie de su amada en el pecho arde. Tantas paredes, pasillos y murallas. Tantas legiones, ciudades e instantes. Contra corriente se revuelve esa mentira, en la cumbre de la luna se desploman los minutos. Sigue avanzando hasta tropezar. En una telaraña se desangra el niño y su madre no lo escucha. Allá se aleja la barca del viejo Caronte. No hay más pasajeros en el mundo. En el último delta del Leteo se descubre la razón del retraso. No se escucha un murmullo. Nadie responde en l

Ordet (La palabra)

Ficha técnica: Dirección y producción: Carl Theodor Dreyer Guión: Carl Theodor Dreyer y Kaj Munk (basada en la obra de Kaj Munk) Protagonsitas: Henrik Malberg, Emil Hass Christensen, Cay Kristiansen y Preben Lerdorff Rye. Música: Poul Schierbeck Fotografía: Henning Bendsten Edición: Edith Schlüssel Escenografía: Erik Aes Lanzada el 10 de enero de 1955 Duración: 126` País: D inamarca Ordet es una de las películas más maravillosas que haya visto en mi vida, y esta idea, este gusto, es básicamente lo que querría compartir con ustedes, pues realmente es difícil hablar de este filme. Basada en una obra teatral, esta es la penúltima película de Carl Theodor Dreyer (quizá más conocido por su versión de 1928 de Juana de Arco ), un cineasta que a pesar de relativos “éxitos”, tuvo que enfrentarse a un sistema al cual no comprendía, como suele suceder, y que tampoco logró comprenderlo a él. La historia se desarrolla en Dinamarca, y cuenta la historia de Morten, padre de tres hijos:

Synecdoche, New York

Ficha técnica: Guión y dirección: Charlie Kaufman Producción: Anthony Bregman, Spike Jonze, Sidney Kimmel y Charlie Kaufman Protagonistas: Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, Jennifer Jason Leigh, Michelle Williams, Samantha Morton, Hope Davis, Emily Watson, Dianne Wiest y Tom Noonan Música: Jon Brion Fotografía: Frederick Elmes Edición: Robert Frazen Distribuidora: Sony Pictures Classics Lanzada el 24 de octubre de 2008 Duración: 124´ País: Estados Unidos Una sinécdque es una figura literaria en la cual se hace referencia a un todo mediante una de sus partes (principalmente, aunque también puede funcionar a la inversa). Un ejemplo de ello podría ser la frase: “tener un techo propio”, donde techo se refiere a una casa completa. Al mismo tiempo, la relación con otras figuras literarias, como la metáfora o la metonimia puede ser tanto de contiguidad como de intercambio. Pues bien, esta figura retórica es la base sobre la cual se asienta el asombroso entramado del film

Una defensa del ardor

El buen amigo Gustavo Adolfo Chaves me envió hace unos días algunos ensayos del poeta polaco Adam Zagajewski , que pertenecen a su libro A Defense of Ardor [Una defensa del ardor], título tomado del primer ensayo del volumen. En términos generales, Zagajweski hace, a mi juicio, uno de los mejores análisis de la estética de nuestro tiempo. En sus amenas y delicadas páginas, explica la ambivalencia o tensión que se genera entre el ardor (preferiría llamarlo pasión) y la ironía. El primero será el material del cual ha partido la poesía y el arte en general, mientras que el segundo sería el signo más llamativo de nuestra contemporaneidad. La idea central de este primer ensayo, y del que le sigue, “The Shabby and the Sublime” [Lo sublime y lo raído], es que no podemos hacer poesía solamente con el ardor, pero mucho menos podemos hacerla solamente con la ironía, por lo que las relaciones entre ambos, ese punto intermedio, que nos salvaría de la locura o del aburrimiento (parafraseando sus

The Beatles I: “In My Life”

Por muchísimo años, The Beatles ha sido para mí una pasión y una obsesión, desde todo punto de vista. He dedicado largas horas a escuchar su música, a tocar sus canciones, a leer sobre su obra. Conozco bastante bien sus biografías, pero realmente poco me han interesado sino están en relación con su trabajo artístico. Por ello, este espacio dará cabida a diversas entradas sobre su producción musical oficial editada, que va de 1962 a 1970 (con algunas excepciones). Empecemos con el tema “In My Life”. Ficha técnica: Título: “In My Life” (canción) Duración: 2´ 28 s. Fechas de grabación: 18 y 22 de octubre de 1965 Clave: A (la) mayor Ritmo: 4/4 Álbum: Rubber Soul (lanzado el 3 diciembre de 1965) Letra: John Lennon Música: John Lennon y Paul McCartney Arreglos: John Lennon, Paul McCartney y George Martin Producción: George Martin Ingeniero de sonido: Norman Smith Mezclas: George Martin y Norman Smith Intérpretes: Ringo Star: batería George Harrison: guitarra solista Paul McCartney: bajo y a

18 meses, 100 entradas y Asterión reloaded

Hacia julio o agosto de 2007, decidí abrir un blog . Ciertamente no sabía para qué. Empecé por publicar poemas de mi autoría, pero rápidamente me di cuenta de que a muchas personas, por lo general no les interesa leer o comentar los poemas de nadie. Así las cosas, a las pocas semanas desistí del intento y lo borré. De más está decir que mis habilidades técnicas en cuestiones cibernéticas son bastante limitadas. Sin embargo, un par de meses después, decidi intentarlo de nuevo. Esta vez, la idea era publicar poemas de mi autoría y textos de otros autores, importantes y reconocidos, por supuesto, cada uno acompañado de pinturas de diversas épocas. El plan se mantuvo al inicio, aunque la respuesta era igual. Pero esta vez tuve paciencia, y no me preocupó la falta de comentarios. Pasaron los meses y poco a poco los lectores empezaron a llegar, y con ellos los comentarios... lo demás, como reza el lugar común, es historia. La primera entrada se publicó el domingo 14 de octubre de 2007,

Fiesta de inauguración del loft

Hace un tiempo pensamos en remodelar la antigua casa , pero debido a una serie de razones que no viene al caso comentar, optamos por mantener su estructura original (junto con algunos agregados), y más bien construir una nueva casa, como sitio alternativo o de descanso. Así, después de algunos trabajos, hoy inauguramos oficialmente el loft de Asterión, un espacio distendido (a veces), donde cabe todo lo que ya no cabe en la otra casa y donde ojalá llegue a pasar casi cualquier cosa. Pues bien, de este modo damos la bienvenida a los potenciales lectores y a los detractores, con la invitación siempre cordial para regresar y sentirse a gusto. Asimismo, les recordamos que las puertas de la antigua casa seguirán abiertas. Y como tema de inicio, para alegrar el ambiente y poner a todo mundo a bailar, la canción “Gran Torino” , escrita y compuesta por Clint Eastwood, Kyle Eastwood, Jamie Cullum y Michael Stevens, de la película homónima , dirigida por Clint Eastwood. En el enlace del título

Un poema de Germán Hernández

Los muertos de Posoltega John Glenn fue el primer norteamericano en órbita. Eso ocurrió en 1962, pero ya antes había navegado el cielo como piloto durante la guerra de Corea, en 1954. Cuando John Glenn viajó por segunda vez al espacio, en 1998, fue el hombre más viejo en viajar jamás fuera de la tierra: tenía 77 años y absoluta conciencia de su misión, y es muy posible que haya visto el huracán Mitch sobre las costas de América Central, semejante a un pequeño remolino de crema en una taza de café. Desde el cielo, las cosas se ven celestiales. Pero abajo, en ese momento se derrumbaba el volcán Casita y sepultaba a toda la comunidad de Posoltega. John Glenn fue el primer anciano en ir al espacio. Entre otras razones, los patrocinadores del tour justificaban la inversión: es fundamental saber qué le pasa a un viejito cuando está en órbita. Mientras que abajo, los periodistas no fotografiaban el cielo, fotografiaban los cadáveres boca arriba de Posoltega que no podían ver al viejito cosm

Historia de la poesía costarricense III. El modernismo. Lisímaco Chavarría

Imagen: Dominguenado (s. f.), Tomás Povedano (1847-1943, pintor de origen español, vivió en Costa Rica desde 1896), Colección Museo de Arte Costarricense. Como ya hemos señalado, la historiografía de la poesía costarricense tiende a señalar dos períodos. El primero iría de 1900 (o 1890) hasta 1940, denominado modernista; y el segundo, de 1940 hasta la actualidad (o al menos hasta 1990), denominado vanguardista. Dicha división puede seguirse en Abelardo Bonilla, Carlos Rafael Duverrán y Alberto Baeza Flores. Esta forma de entender nuestra historia es muy útil para iniciar el estudio, pero es claro hace bastante que ya no permite avanzar ni extraer nuevas aristas. ¿Por qué razón dicho modelo está agotado? Sencillamente porque se limita a separar a los grupos o generaciones según criterios meramente cronológicos, pero no atiende (o apenas si lo hace) a criterios estéticos, formación de escuelas o presencia de movimientos. Por otra parte, en su Antología crítica de la poesía de Co

Opciones para pasar la Semana Santa

Hace más de veinte años, la Semana Santa duraba siete días. Afortunadamente, ahora solamente dura dos. Sinceramente no recuerdo mis sentimientos de entonces, pero sí estoy claro en que conforme fui creciendo, mi aversión hacia esta época fue aumentando y aumentando. Vengo de una famalia católica, bastante tradicional, que en la medida de lo posible cumplía con varios ritos: no se trabaja (lo cual está muy bien), no se come carne, no se usa carro el Viernes Santo, y creo que hace más de veinte años, no se prendía radio ni se usaba el televisor. Además, se asitía a todas las ceremonias (no solo misas, porque el Viernes y el Sábado no hay misas del todo, por ejemplo, digo esto solo para aquellos que no aprendieron bien su catecismo). Para mí es terrible la sensación que experimento todavía. No sé si es odio, dolor, melancolía o pereza, lo cierto es que me embarga una profunda depresión, que se empieza a manifestar el Miércoles en la noche (los días de la semana se escriben con minúscu

Arte (poéticas)

Arte (poética I) El metal se ha fundido. La fragua está lista. La espada rota pende y el tiempo es un espejo que no brilla, una imagen o un delirio. Arte (poética II) ¿Qué debe ser un poema? La pregunta es necia y aún así se mantiene. No existe el menor consenso sobre estas cuestiones. A lo mejor hemos pasado demasiado tiempo sumidos en los regodeos de nuestros tiranos yo internos. A lo mejor, sin quererlo o con toda la pasión, nos detuvimos a cantar sobre labios ajenos, y olvidamos en el camino la piedra, los aviones y la tarde. Un poema no debe decir nada insignificante, y sin embargo, muchas veces no es capaz de distinguir lo importante de lo superfluo. Sabe de ritos, de musas y de esperas, pero también debe saber de cuentas, recibos y filas en los bancos. Antaño los poetas cantaban a la rosa, hoy la rosa está marchita en la autopista. Hoy el periódico anuncia una baja en los combustibles y nos damos d

In memóriam V: Isaac Felipe Azofeifa

Por lo que he podido constatar (o más bien, por lo que no he podido), el poeta costarricense Isaac Felipe Azofeifa nació un 3 o un 11 de abril de 1909 o 1912 (3 de abril de 1909 parece lo más probable)*, y murió un 2 de abril 1997. Así las cosas, tendría 87 años, al borde de los 88, el día de su muerte. Entonces, este mes de abril de 2009, se conmemoran cien años del natalicio de uno de los poetas ticos más importantes, destacados y reconocidos. Profesor de varias generaciones del Liceo de Costa Rica; poeta, maestro y compañero de generaciones de escritores nacionales; de los primeros en tener la oportundiad de estudiar en Chile, y lograr entonces una educación distinta de aquella que era más común obtener en Europa, su obra es rica, densa, poderosa. Esta es mi casa en ruinas Mi casa es este silencio rodeado de ventanas. Esta mirada abierta sobre el mundo. Es uno de mis rostros. Es este ojo profundo vuelto hacia su propia oscuridad, radiante. ¿Cómo decir de otro modo que yo soy quien

Historia de la poesía costarricense II. El modernismo. Roberto Brenes Mesén

Imagen: Vendedores , grabado, de Francisco Amighetti (artista plástico y escritor costarricense, 1907-1998) Al hablar del modernismo en Costa Rica, es evidente que no podemos hacerlo en términos de un movimiento o una escuela, con determinados autores adscritos a un proyecto estético. Y aunque esto parece estar claro, casi siempre es necesario señalarlo de nuevo. Ahora bien, no es menos cierto que el modernismo fue la escuela que sirvió de base e influencia para la mayoría de las producciones poéticas desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX, hacia los años cuarenta, con lo cual sería este amplio periodo de nuestra historial literaria, el más variado y rico en propuestas. 1 Esta constatación, nos haría pensar en una especie de “atraso” respecto de otros países; sin embargo, una vez más entraríamos en la discusión en relación con la idea de “progreso” en el arte. Ciertamente, los poetas con influencia modernista y aun romántica a lo mejor nos estaban i