Fotografía de Fabricio Estrada
Dedico esta entrada a Samuel, en solidaridad con él y con Honduras
Antes de la explosión
He pensado en la excitación del gas,
he imaginado los lentos remolinos que se hinchan en secreto
antes de la explosión,
el instantáneo girar inútil de cabezas,
la onda expansiva y su manotazo de vidrio,
los cuerpos partidos, desmembrados
sin instrumento,
sólo por el cálido aire convertido en arma;
y he pensado
en la transparencia de la vida y de la muerte,
en la frágil condición de fiera que tiene la existencia
y en la dificultad de atraparla en la redoma transitoria de la piel,
llena de inestable sangre,
colmada de horas y de días confabulados en la terrible
manifestación de lo que fue y no vuelve.
Entonces
otra vez he vuelto a recordar a Fullton,
a Conrad y Zósimo Zara dormidos en la colina;
y he pensado que un cementerio burgués
es igual a un vertedero en la retina de los pobres
y que el jardín del pobre es lo mismo que un basurero
en la ceguera de los potentados.
He llevado a la colina una corona
hecha con el perfume con que la belleza
hiere, mortal, la iniquidad;
y he pregonado que muerta la injusticia
se acaba la necesidad.
El gas gira y se expande.
El gas tiene la misma seducción del abismo,
el mismo extraño magnetismo que luego,
convertido en noticia,
publica los restos de la vida,
la increíble comprobación de la eternidad
reducida a unos amoratados trozos,
esparcidos para la fría pupila del forense.
El gas tiene la elocuencia de un dios tranquilo
en cuyo seno descansa el estro de la sombra y del subsuelo.
Antes de la explosión
el gas canta una vieja canción de cuna
y cuenta los pesares
en la pesadilla del pobre y dice que aún
el que tiene sus dedos cuajados de oro,
alguna vez escarba en su nariz y encuentra
primicias del sepulcro entre las heces del llanto.
Así
he aprendido a diafanizar mi pecho
aceptando la suma de todos los errores,
soportando el destello brutal de las virtudes.
He compartido el pan soso del humillado
y he bebido
el vino amargo de la desesperación.
Alguien que supo mis carencias
Perdió su alma al confundirlas con miseria.
Entre la inmensa turba enemiga
mantengo a salvo mi cáliz compartido
y en secreto me nombro sobreviviente de mí mismo.
He domesticado la poderosa seducción
de llaves y conjuros
y me he quedado quieto adentro de mí mismo
cuando la desconfianza arrecia y arde mi corazón
como un auto desmantelado en medio de la noche.
Ahora, dentro de poco, han de arrebatarme
los mismos corceles
de gas mortal que se llevaron a Elías
y vivieron sus últimos momentos
entre flores silvestres
en un campo baldío de suburbio.
La distensión de su carne
y el resplandor de sus huesos
hicieron germinar el pasto de la humildad.
Y voy tranquilo, pues he visto al amor
hacer castillos en el aire negro del consuelo,
bajo el palio
de las constelaciones impasibles.
Tomado de Antes de la explosión: 53-55.
Samuel Trigueros (Honduras, 1967). Poeta, editor, actor, director de teatro, profesor de artes plásticas y guionista. Miembro fundador y primer director del Colectivo de Poetas Paíspoesible. Consultor en temas educativos y artísticos aplicados a los derechos humanos. Imparte talleres de literatura, teatro y plástica, especialmente para niños y jóvenes. Ha colaborado con guiones para teatro, radio y videos. Ha obtenido diversos premios y reconocimientos. Asimismo, ha sido antologado en distintos textos. Ha publicado los siguientes libros: El trapecista de adobe y neón, Amoroso signo, Todo es amor tras esta nostalgia, Borges, Animal de ritos y Antes de la explosión.
Comentarios
Aplauso para este Poeta. Gracias a vos por traerlo. Tenés textos de él?
Los invito a leer en mi blog entrevista al escritor José León Sánchez.
También pueden leer ahí mismo el Editorial de El Florense de noviembre: "El llamado de la Patria".
Saludos Gustavo y camaradas!
Macizo: qué dicha que te gustó. Tengo dos de sus libros. Nos ponemos de acuerdo y te los paso.
Frank: me alegro de que te gustara.
Saludos a los tres y gracias por pasar.
Me alegro de que te haya gustado el poema, y sí, tenés razón en ver esa especie de "calma". Es como la tensión y el silencio, justo antes de que todo explote.
Saludos y gracias por pasar.
y más allá, siempre, sí, y desdeluego, por la hondura humana, que es lo que prende fuego a las antorchas y permite tender puentes...
así ocurre con este hermoso poema de Trigueros, que a la sombra de una circunstancia, va más lejos y se aloja perfectamente en otras, eso es lo que considero "trascendente" (perdón por la palabra y espero que entienda en el buen sentido).
Algo retórico por momentos, especialmente cuando se refiere al yo lírico, pero sin hechar a perder la hondura y la tención de la imagen, que es familiar para cualquiera y por ello universal y vivible.
Por otro lado, es verdad, es más probable que conozca a mi vecino por hi5, que en un encuentro casual en la puerta de mi casa.
E insisto, el artista tiene muchas formas de dar testimonio de su tiempo, porque a fin de cuentas no puede escapar de él, pero siempre se debe matizar, no solo a la hora de la crítica, sino a la hora de crear.
Saludos y gracias por pasar.