Poema (en prosa)
La sangre se vuelve agua, cae una cruz en mis entrañas. Los pasos son aproximaciones de tigre hacia el cadalso, hacia el ocaso, hacia la noche inmensa y atribulada.
Y así, estas reflexiones hechas con base en pan y agua, forman la argamasa de un castillo gigantesco, donde duermen las doncellas antes de ser inmoladas porque así lo piden las buenas costumbres y el deseo.
Sé que mi padre me reprocharía haber abandonado mis estudios. Sin embargo, también imagino que está orgulloso de que su hijo sea un poetastro empedernido. Mi madre, por otro lado, es una mujer hermosa, bendecida por la gracia de las lluvias, envuelta en tornasoles rojos e imposibles.
Hoy toco a la puerta de mi casa. Nadie abre. Son fantasmas venidos a menos quienes habitan estas ruinas, ruinas perfectas e invisibles, donde cada tanto me detengo a descansar.
Son fantasmas, no lo saben, y se han olvidado de asustar.
Sombra
lentamente se desdibuja una sombra imposible en la pared del fondo la que da al baño a la izquierda de la entrada
con mucho cuidado se acercan las niñas a tocar aquel designio morboso de contornos alados
saben que no puede ser bueno despertar en medio de la nada cuando todas las personas se han retirado del lugar
ahora descubren el precioso culto de los labios la joya del sexo inmaculado la presea de un mechón de pelo teñido por la aurora
la sombra se desliza como suelen hacerlo las sombras sus contornos se perfilan cada vez mejor con más detalle
las niñas huelen el néctar que se desprende de esa forma figura etérea heterogénea perfecta e insalvable
los padres cerraron el lugar después de la tragedia un minuto más y habrían tenido que aceptar que aquella sombra no era nada no era nadie
La sangre se vuelve agua, cae una cruz en mis entrañas. Los pasos son aproximaciones de tigre hacia el cadalso, hacia el ocaso, hacia la noche inmensa y atribulada.
Y así, estas reflexiones hechas con base en pan y agua, forman la argamasa de un castillo gigantesco, donde duermen las doncellas antes de ser inmoladas porque así lo piden las buenas costumbres y el deseo.
Sé que mi padre me reprocharía haber abandonado mis estudios. Sin embargo, también imagino que está orgulloso de que su hijo sea un poetastro empedernido. Mi madre, por otro lado, es una mujer hermosa, bendecida por la gracia de las lluvias, envuelta en tornasoles rojos e imposibles.
Hoy toco a la puerta de mi casa. Nadie abre. Son fantasmas venidos a menos quienes habitan estas ruinas, ruinas perfectas e invisibles, donde cada tanto me detengo a descansar.
Son fantasmas, no lo saben, y se han olvidado de asustar.
Sombra
lentamente se desdibuja una sombra imposible en la pared del fondo la que da al baño a la izquierda de la entrada
con mucho cuidado se acercan las niñas a tocar aquel designio morboso de contornos alados
saben que no puede ser bueno despertar en medio de la nada cuando todas las personas se han retirado del lugar
ahora descubren el precioso culto de los labios la joya del sexo inmaculado la presea de un mechón de pelo teñido por la aurora
la sombra se desliza como suelen hacerlo las sombras sus contornos se perfilan cada vez mejor con más detalle
las niñas huelen el néctar que se desprende de esa forma figura etérea heterogénea perfecta e insalvable
los padres cerraron el lugar después de la tragedia un minuto más y habrían tenido que aceptar que aquella sombra no era nada no era nadie
era el viento en los cristales
Comentarios
cuantas sombras en los dos.. cuantas ausencias y gritos contenidos...
un calido beso
Lilya
Un abrazo de xavier.
Xavier: bienvenido a esta casa. Pues trabajo sí hay, y que bien que te hayan sorprendido.
Saludos a ambos y gracias por leer.
Me encantan ambos finales, perfectos.
OA
Mon: sinceramente, no podía sospecharlo, pero me llama mucho la atención ese aire cinematográfico que les viste.
Saludos a las dos y mcuhas gracias por su apreciación de los texots.
Pero el segundo verdaderamente transcurre, te mantiene en vilo, y las imáges sí se conectan, me gusta, y tiene un cierto dejo a Alfredo Trejos.
Evidentemente, me llama la atención que digás que hay un "cierto dejo" a Alfredo, pues apenas he leído algunas cosas sueltas de él; nunca he leído sus poemarios completos.
¿Podrías extenderte más?
Saludos.