Ir al contenido principal

Tres poemas de Charles Simic

 

Finales de setiembre

El camión del correo va por la costa
con una sola carta.
Al final del extenso muelle
una aburrida gaviota levanta de vez en cuando una pata
y luego olvida bajarla.
En el aire se cierne una amenaza
de tragedias por venir.

Ayer en la noche, creíste escuchar la tele
en la casa vecina.
Estabas seguro de que estaban reportando
sobre algún horror nuevo.
Así que saliste para averiguarlo.
Descalzo, con apenas una pantaloneta.
Era tan solo el mar que sonaba cansado
después de tantas vidas
de pretender apresurarse hacia algún lugar
sin lograr jamás llegar a él.

Esta mañana parece domingo.
El cielo hizo su parte
y no proyectó ninguna sombra en la acera
o en la hilera de cabañas vacías.
Entre ellas, una pequeña iglesia
con una docena de tumbas grises arropadas
como si también tuviesen escalofríos. 


En la biblioteca

Para Octavio

Hay un libro llamado
El diccionario de los ángeles.
Nadie lo ha tocado en cincuenta años,
lo sé porque al abrirlo
la cubierta se rompió, las páginas
se desmoronaron. Entonces descubrí

que los ángeles una vez fueron tan plenos
como especies de moscas.
El cielo al amanecer
solía estar repleto de ellos.
Uno tenía que batir ambos brazos
para poder alejarlos.

Ahora el sol brilla
a través de los altos ventanales.
La biblioteca es un lugar tranquilo.
Ángeles y dioses se reúnen
en oscuros libros sin abrir.
El gran secreto yace
en algún estante que la señorita Gómez
revisa cada día en sus rondas.

Ella es muy alta, así que mantiene
su cabeza atenta como si escuchase.
Los libros susurran.
Yo no escucho nada pero ella sí. 


Ojos sujetos con alfileres

Cómo trabaja la muerte,
nadie sabe cuán largo es su día. La pequeña
esposa siempre sola
plancha la ropa de la muerte.
Las hermosas hijas
se sientan a cenar a la mesa de la muerte.
Los vecinos juegan
naipes en el patio
o sencillamente se sientan en las gradas
a beber cerveza. La muerte,
mientras tanto, en una extraña
parte de la ciudad busca
a alguien con un mal resfriado,
pero de algún modo la dirección está equivocada.
Incluso la muerte no puede encontrarla
entre todas las puertas cerradas…
Y la lluvia empieza a caer.
Una noche larga y ventosa se aproxima.  
La muerte no tiene ni un periódico
para cubrirse, tan siquiera
una moneda para llamar al elegido,
que se desviste lentamente, somnoliento,
y se acurruca desnudo
en el lado de la cama de la muerte. 


Traducción: Gustavo Solórzano Alfaro, 2010 

Sobre Charles Simic y versiones originales 

Otros poetas, otras traducciones

Comentarios

J.P. Morales ha dicho que…
Me diste por donde es con este tríptico. El primero está cargado de una desolación que se viene encima, que está por llegar. Pareciera que el yo habla desde el silencio antes de la tormenta. Imágenes muy hermosas y cargadas de fuerza. Renueva conceptos muy usados en poesía, como el mar. El segundo se mete en el terreno de la literatura misma. El libro abandonado que desaparece por no ser leído, el secreto oculto en un anaquel de la biblioteca... muy bello poema también. Pero el último fue mi favorito. Todo lo que incluya a la muerte personificada ejerce una fascinación casi devocional sobre mí. Este fue el caso. Muy interesante perspectiva desde la cual ver a la muerte. Muy humana. En síntesis: desolación, literatura y la muerte como personaje. Tres de mis temas favoritos. Buenas traducciones, Gustavo. Gracias por compartir.
Silvia Piranesi ha dicho que…
Me encantó. Gracias Asterión por la lectura de hoy. :)
Mon ha dicho que…
Qué rara destreza de poder contar un paisaje, sin narrar y sin describir a la vez. Bellísima la imagen del mar en el primer poema, y eso que sacarle una imagen nueva al mar a estas alturas...
También me encata el tema de la muerte, interesante como logra el poeta acercar la muerte a la cotidianeidad.
Saludos.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
J. P.: muy bien sintetizados los temas que parece haber en estos textos, a partir de ideas que atraviesan la historia de la literatura, expresadas de forma genial.

Gracias por tu atenta lectura y tu comentario

Silvia: me alegro de que te gustara.

Mon: su estilo transita por la senda de lo coloquial de los poetas europeos, anglosajones especialmente, siempre muy precisos, acertados, con imágenes sencillas pero profundas.

Saludos a los tres y gracias por pasar
FRANK RUFFINO ha dicho que…
Poeta Gustavo:

Tres buenos poemas que nos traes de este gran poeta europeo. Os dejo este otro de Charles Simic:

Descripción de algo perdido

Nunca tuvo nombre,
y tampoco recuerdo cómo lo encontré.
Lo llevaba en mi bolsillo
como un botón perdido,
aunque no era un botón.

Películas de vampiros,
cafeterías abiertas toda la noche,
bares oscuros
y salas de billar
en calles aceitadas por la lluvia.

Llevaba una existencia tranquila y anodina,
igual que una sombra en un sueño,
un ángel en un alfiler,
y entonces lo perdí.
Los años transcurrieron con su hilera de estaciones sin nombre,
hasta que alguien me dijo, «Es ésta», y, estúpido de mí,
me bajé en un andén desierto
sin ninguna ciudad a la vista.

Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

Frank.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Frank: así es, un gran poeta. Muchas gracias tambien por el poema.

Saludos y gracias por la visita
ángel ha dicho que…
Por coincidencia, he publicado este mes un poema de Simic en mi espacio. Y otro de una autora costarricense que me parece poco e injustamente conocida.


Saludos...
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Ángel: claro, vi la publicación de este mes, y pensé lo mismo sobre la coincidencia.

En cuanto a Eunice, una genialidad, una gran poeta, que tuvo que vivir exiliada entre México y Guatemala. Gracias por darle un espacio.

Saludos
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Santos Vega: bienvenido a esta casa. Gracias.

Saludos

Entradas populares de este blog

“Fairytale of New York”: un clásico para Navidad

  Spotify me dice que la canción que más escuché este año fue “Tiny Tears”, de Tindersticks. Lo que no sabe es que fue “Fairytale of New York”, de The Pogues, incansablemente, pero en YouTube.   ***   El jueves 30 de abril de este año pandémico sobrepasábamos ya los 50 días de cuarentena. Ese día, Abel Limbrick subió un cover de “Rainy Night in Soho”, de The Pogues. La cuestión es que durante el confinamiento he pasado escuchando a este grupo inglés de punk celta. Aunque más bien, debería decir que he pasado escuchando incansablemente “Fairy Tale of New York” (1987): en videos, en audio, en vivo, covers, etc.. Es decir, que he pasado moqueando. Qué canción más hermosa. Terriblemente hermosa. Una obra maestra.   ***   Parece que los ingleses son expertos en dejar llegar sus mejores canciones apenas al segundo lugar. Sucedió con “Strawberry Fields Forever”, en 1967. Veinte años después sucedió lo mismo con esta pieza de The Pogues. Y en 1995 pasó de nuevo, con “Common People”. Curiosamen

Queen: "Bohemian Rhapsody"

Dos años y medio. 200 entradas. Para celebrar: “Rapsodia bohemia”, de Queen. Tres notas introductorias 1. En una ocasión, Roger Waters afirmó que probablemente los dos únicos escritores y compositores que estaban por encima suyo eran John Lennon y Freddy Mercury. Uno más, uno menos, concuerdo de alguna forma con él. Esto se hace evidente si además me atrevo a señalar que las mejores canciones de la historia de la música popular anglosajona sean, en este orden, “A Day in the Life” , “Bohemian Rhapsody”, “Shine on You Crazy Diamond” y “Stairway to Heaven” (la lista sigue, claro). 2. "Rapsodia bohemia" es definitivamente un tema excelente y una grabación pionera, innovadora. No solo lleva a nuevos territorios la estructura múltiple en la canción popular, sino que grabar tal visión (especialmente las voces) requería llevar al extremo las posibilidades que un estudio de mediados de los años setenta ofrecía. 3.    Queen ha sido catalogado usualmente como parte del mo

Un poema de Laureano Albán

Dedicado a Anónimo Inventarios terrestres A Antonio Enrique Hay delgadísimos sonidos entre las cosas y sus muertes, como un violín sonando mientras se hunde en un agua interminable. Hay casas en donde las ventanas arden siempre y la noche no puede abandonarlas. Hay tu rostro y mi mano y la incierta pasión de reunirlos. Hay un plancton solar en los cuerpos amantes que el mar no ha conocido ni comprende. Hay músicas en mí que nunca podré darte. Hay la desolación y el rostro que la aguarda. Hay pájaros ardiendo desbandados desde el canto hasta la muerte. Hay posesiones últimas, pulpas lunares, ríos que irrumpen verticales a las horas. Hay lejanías, ellas todo lo envuelven en su vasta memoria deletérea. Hay bosques esperando, como una explosión inaplazable debajo de las calles por su aire. Hay objetos mortales, espejos agresivos alrededor del hombre que no duerme. Hay flores y su fulgurante devoción. Hay el polvo y su rostro de tempestad. Riadas que se sumergen en las mareas del viento. Ad