Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce (son infinitos) los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
J.L. Borges, "La casa de Asterión"
Quiso el azar que la cábala funcionara. Solo el nombre de esta casa fue premeditado. Lo demás es producto de la casualidad: empezó un día 14 y termina en el año 14, el doble de siete, los años que cumple. Setenta veces siete. Infinito. Laberinto.
Mis queridos amigos, escasos e inadvertidos lectores, ha llegado la hora. En octubre este blog estará cumpliendo siete años, y qué mejor fecha para su epitafio.
Charles Simic anunciaba que había llegado el tiempo de los poetas menores. Y sí. Los poetas menores abrieron blogs. Pues bien, ahora ha llegado el tiempo de la muerte de esos blogs de poetas menores. Los poetas mayores siguen existiendo, y no tienen problemas con nada de esto.
Entrada 327. Una vez más, gracias a quienes se acercaron a esta casa y a quienes alguna vez comentaron.
Este laberinto no se renovará ni se actualizará más, pero permanecerá abierto para que el tiempo y la maleza lo recorran. Ustedes, descuidados caminantes, también podrán visitarlo, y podrán entrar cuantas veces quieran (o puedan). Ojalá las marcas y los signos aquí desperdigados atestigüen alguna idea, algún atisbo feliz.
14 de octubre de 2007 - 23 de setiembre de 2014
Comentarios
Abrazo y gracias, como siempre, por la visita.