Imagino que ustedes están familiarizados con los términos “música de supermercado”, o “de elevador” o de “sala de espera”. Y si no lo están, seguramente habrán escuchado algún tipo de música en un supermercado, en un elevador o en una sala de espera. Y si no la recuerdan es precisamente por su irrelevancia, por su vacuidad, por su falta de todo… De eso vamos a hablar en esta entrada, porque eso es precisamente lo que es el tributo a The Beatles que se ha llevado a cabo recientemente en Costa Rica.
Como si de un presagio de la la introducción del Sargento Pimienta se tratara, cuando empieza el video de este tributo se escucha el rumor del público, y luego empieza la primera interpretación de un tema de The Beatles, a cargo de Kurt Dyer y la Orquesta Filarmónica de Costa Rica, dirigida por Marvin Araya… Pero no… El presagio queda ahí.
Nunca había escuchado esta orquesta, quizá prejuiciado por su liviano repertorio, que responde a esa idea absurda de vestir con ropajes “clásicos” obras populares o viceversa. Así, igual puede uno escuchar obras de John Williams para auditorios masivos (lo cual no tiene nada de negativo, valga decir) que obras de Gaviota con arreglos orquestales. En síntesis, nada muy distinto de las típicas big bands o de la orquesta de Ray Conniff o de las deplorables interpretaciones de Di Blasio o Clyderman.
Con ese prejuicio en mano ni siquiera me inmuté cuando supe que la orquesta haría un tributo a The Beatles. Además, ese sistema arcaico de tener que ir corriendo a la taquilla para obtener un boleto me detiene. A la pereza le sigue una falta de asistencia a conciertos. Por suerte fue así, y no boté el dinero en un “tributo” que más bien parece perpetrado por enemigos acérrimos del cuarteto de Liverpool (poner lugares comunes es bonito).
(Valga la aclaración en este punto. Mi apreciación se basa en el video con los doce primeros tema de los conciertos. Reconozco aquí mis propias limitaciones al esgrimir mi crítica.)
Si algo caracterizó a The Beatles fue su capacidad para integrar armoniosamente, orgánicamente, los instrumentos típicos del rock (batería, bajo y guitarra), con teclados e instrumentos propios de una orquesta. Pero nunca se les fue la mano. Toda su obra fue meticulosamente pensada, ejecutada, grabada y mezclada. A pesar de que muchos ven en ellos precursores del rock progresivo o sinfónico, jamás llegaron a tocar con una orquesta completa. No era usual hacer tal cosa en los años sesenta. Ni siquiera en “A Day in the Life”, para la cual solo contaron con cuarenta músicos. En este sentido, sus obras no parecen un tema popular con acompañamiento, sino que los arreglos orquestales quedaban adheridos completamente a sus temas. Lo que nos ofrecían realmente era un ensamble.
Lo anterior sirve para señalar que hay grupos que han intentado hacer lo mismo, pero que terminaban por ofrecer dos facetas claramente distinguibles: la parte popular por un lado y la parte orquestal por otro. De igual forma, resulta un asunto ya gastado las adaptaciones de temas populares al formato “clásico”. ¿Por qué razón? Porque en lugar de elaborar un verdadero arreglo en un lenguaje distinto, lo que hacen es transcribir la partitura de instrumentos populares a instrumentos de orquesta, con lo cual se pierde por completo el “aura” de la canción original; o bien, simplemente le agregan un fondo orquestal, pero mantienen la batería, el bajo y la guitarra sin la energía de las grabaciones originales. En tiempos recientes, el mejor ejemplo de estas transcripciones sin vida alguna son las planas y aburridas versiones que Apocalyptica ha hecho de Metallica.
Todo lo anterior es lo que sucede con este “tributo” a The Beatles realizado por la Filarmónica. Veamos de qué modo.
Los arreglos
Se perciben desabridos, anémicos, sumamente tradicionales, como si el siglo XX no hubiera producido música académica. En algunos casos son meras transcripciones y en otros, como ya dijimos, fondo para los arreglos originales. Por ejemplo, si voy a hacer un arreglo para “Get Back”, hago un arreglo. Pero en este caso, se optó por mantener el formato de rock original y agregarle una orquesta de fondo, con lo cual tenemos dos interpretaciones que jamás empatan. También en este sentido, hay efectos de los temas originales que pretendieron mantener pero que no supieron resolver. Por ejemplo, la transición entre el segundo estribillo de “I am the Walrus” y el puente, o la coda de “Strawberry Fields Forever”. Mejor hubiera sido prescindir de estos efectos y buscar una nueva solución, pero quisieron respetar demasiado los originales, con lo cual terminaron por sonar acartonados, redundante e inútiles.
La orquesta
Bien podría ser culpa de los arreglos, pero la orquesta suena amateur, floja, sin fuerza y sin emoción. Muchos de sus miembros, incluido su director, son integrantes de la Sinfónica Nacional, pero seguramente tocan en esta otra con el fin de ganar algo extra, porque no parecen muy entusiasmados.
Los cantantes
El punto más débil: Kurt Dyer, el artista principal. No dudo de que la voz de Dyer pueda ser perfecta para otros temas o para sus propias composiciones, pero los temas de The Beatles le quedaron grandes por todo lado. Su registro es limitado, no alcanza algunas notas y se echa de ver el esfuerzo. De igual forma, su presencia escénica es nula. Una cosa es tocar en un concierto de rock o sentado y otra de pie, con traje y con un orquesta atrás.
Curiosamente, siento que los otros cantantes, especialmente Eduardo Quesada, tienen un registro más apropiado para los temas y una mejor presencia escénica. Quesada se veía más suelto y animado. La voz de Quintana para “Get Back” también fue justa. María Pretiz se adapta bien a un tema como “Here, Tehre and Everywhere” (lástima el arreglo orquestal). Y por último, Fabricio Walker, escogido por el público, lo cual demuestra el nivel del público. La voz de Walker es digna de “Nace una estrella” (por cierto, ¿Dyer canta el single de ese programa, cierto?), es decir, de un karaoke. Una voz à la Omar Briceño, ronca y profunda como suele gustarle a mucha gente y que se suele confundir con “gran voz”.
Así es, de igual forma que se suele confundir cualquier arreglo orquestal con música clásica o con música de altos vuelos. No por tener una orquesta las cosas van a salir bien. Este tributo es en su mayor parte lamentable, y no creo que el resto de canciones pueda redimirlo.
Como si de un presagio de la la introducción del Sargento Pimienta se tratara, cuando empieza el video de este tributo se escucha el rumor del público, y luego empieza la primera interpretación de un tema de The Beatles, a cargo de Kurt Dyer y la Orquesta Filarmónica de Costa Rica, dirigida por Marvin Araya… Pero no… El presagio queda ahí.
Nunca había escuchado esta orquesta, quizá prejuiciado por su liviano repertorio, que responde a esa idea absurda de vestir con ropajes “clásicos” obras populares o viceversa. Así, igual puede uno escuchar obras de John Williams para auditorios masivos (lo cual no tiene nada de negativo, valga decir) que obras de Gaviota con arreglos orquestales. En síntesis, nada muy distinto de las típicas big bands o de la orquesta de Ray Conniff o de las deplorables interpretaciones de Di Blasio o Clyderman.
Con ese prejuicio en mano ni siquiera me inmuté cuando supe que la orquesta haría un tributo a The Beatles. Además, ese sistema arcaico de tener que ir corriendo a la taquilla para obtener un boleto me detiene. A la pereza le sigue una falta de asistencia a conciertos. Por suerte fue así, y no boté el dinero en un “tributo” que más bien parece perpetrado por enemigos acérrimos del cuarteto de Liverpool (poner lugares comunes es bonito).
(Valga la aclaración en este punto. Mi apreciación se basa en el video con los doce primeros tema de los conciertos. Reconozco aquí mis propias limitaciones al esgrimir mi crítica.)
Si algo caracterizó a The Beatles fue su capacidad para integrar armoniosamente, orgánicamente, los instrumentos típicos del rock (batería, bajo y guitarra), con teclados e instrumentos propios de una orquesta. Pero nunca se les fue la mano. Toda su obra fue meticulosamente pensada, ejecutada, grabada y mezclada. A pesar de que muchos ven en ellos precursores del rock progresivo o sinfónico, jamás llegaron a tocar con una orquesta completa. No era usual hacer tal cosa en los años sesenta. Ni siquiera en “A Day in the Life”, para la cual solo contaron con cuarenta músicos. En este sentido, sus obras no parecen un tema popular con acompañamiento, sino que los arreglos orquestales quedaban adheridos completamente a sus temas. Lo que nos ofrecían realmente era un ensamble.
Lo anterior sirve para señalar que hay grupos que han intentado hacer lo mismo, pero que terminaban por ofrecer dos facetas claramente distinguibles: la parte popular por un lado y la parte orquestal por otro. De igual forma, resulta un asunto ya gastado las adaptaciones de temas populares al formato “clásico”. ¿Por qué razón? Porque en lugar de elaborar un verdadero arreglo en un lenguaje distinto, lo que hacen es transcribir la partitura de instrumentos populares a instrumentos de orquesta, con lo cual se pierde por completo el “aura” de la canción original; o bien, simplemente le agregan un fondo orquestal, pero mantienen la batería, el bajo y la guitarra sin la energía de las grabaciones originales. En tiempos recientes, el mejor ejemplo de estas transcripciones sin vida alguna son las planas y aburridas versiones que Apocalyptica ha hecho de Metallica.
Todo lo anterior es lo que sucede con este “tributo” a The Beatles realizado por la Filarmónica. Veamos de qué modo.
Los arreglos
Se perciben desabridos, anémicos, sumamente tradicionales, como si el siglo XX no hubiera producido música académica. En algunos casos son meras transcripciones y en otros, como ya dijimos, fondo para los arreglos originales. Por ejemplo, si voy a hacer un arreglo para “Get Back”, hago un arreglo. Pero en este caso, se optó por mantener el formato de rock original y agregarle una orquesta de fondo, con lo cual tenemos dos interpretaciones que jamás empatan. También en este sentido, hay efectos de los temas originales que pretendieron mantener pero que no supieron resolver. Por ejemplo, la transición entre el segundo estribillo de “I am the Walrus” y el puente, o la coda de “Strawberry Fields Forever”. Mejor hubiera sido prescindir de estos efectos y buscar una nueva solución, pero quisieron respetar demasiado los originales, con lo cual terminaron por sonar acartonados, redundante e inútiles.
La orquesta
Bien podría ser culpa de los arreglos, pero la orquesta suena amateur, floja, sin fuerza y sin emoción. Muchos de sus miembros, incluido su director, son integrantes de la Sinfónica Nacional, pero seguramente tocan en esta otra con el fin de ganar algo extra, porque no parecen muy entusiasmados.
Los cantantes
El punto más débil: Kurt Dyer, el artista principal. No dudo de que la voz de Dyer pueda ser perfecta para otros temas o para sus propias composiciones, pero los temas de The Beatles le quedaron grandes por todo lado. Su registro es limitado, no alcanza algunas notas y se echa de ver el esfuerzo. De igual forma, su presencia escénica es nula. Una cosa es tocar en un concierto de rock o sentado y otra de pie, con traje y con un orquesta atrás.
Curiosamente, siento que los otros cantantes, especialmente Eduardo Quesada, tienen un registro más apropiado para los temas y una mejor presencia escénica. Quesada se veía más suelto y animado. La voz de Quintana para “Get Back” también fue justa. María Pretiz se adapta bien a un tema como “Here, Tehre and Everywhere” (lástima el arreglo orquestal). Y por último, Fabricio Walker, escogido por el público, lo cual demuestra el nivel del público. La voz de Walker es digna de “Nace una estrella” (por cierto, ¿Dyer canta el single de ese programa, cierto?), es decir, de un karaoke. Una voz à la Omar Briceño, ronca y profunda como suele gustarle a mucha gente y que se suele confundir con “gran voz”.
Así es, de igual forma que se suele confundir cualquier arreglo orquestal con música clásica o con música de altos vuelos. No por tener una orquesta las cosas van a salir bien. Este tributo es en su mayor parte lamentable, y no creo que el resto de canciones pueda redimirlo.
Comentarios
ya me imaginaba que tu crítica iba a ser de esta forma. Yo estuve ahí y, bueno, para los que somos poco conocedores y exigentes, el tributo nos complació, con sus fallas y carencias. Ahora, leyendóte puedo ver con claridad a lo que te refieres. Como lo dije en mi blog, no sos la primera persona que comenta algo así de este tributo.
Tomando en cuenta esto, creo que tampoco te veré en el concierto de la filarmónica donde interpretarán clásicos del rock... Tengo el presentimiento que sería una pérdida de tiempo y dinero para vos...
Saludos,
Katmarce--
submarinopimienta.blogspot.com
Por favor que se abstengan de hacer el de clásicos del rock, hay cosas que son sagradas, pero está claro que no les tiene respeto ya que eso significaría menos ingresos....
No es sencillo tomar las canciones de Los Beatles, adaptarlas o versionarlas. Parecen sencillas, pero no lo son. Aún los de la primera época. Es un reto para cualquiera.
Un gran abrazo!
Kat: pues sí, Kat, seguramente no me verás en dicho concierto. No creo que sea diferente de este. Realmente el nivel es muy bajo. Los arreglos son horribles.
Te recomiendo, para estos efectos, el disco de George Martin "In My Life". Mucho mejor en todo sentido.
Fran: sí, el probema es que lo que hacen es tomar la versión original, reproducirla y agregarle cuerdas por aquí, maderas por allá y vientos más allá, y suena cursi y "pasado de moda".
Calico: al final puse el enlace. ¿No funciona? Ahí podés ver varios de los temas y hacerte una idea.
Saludos a todos y gracias por pasar
Saludos
De "I am Sam" no tengo los recuerdos frescos... Pero claro, que he escuchado buenos comentarios.
Vos sabés?, yo era muy arisca para aceptar versiones de música de The Beatles, pero creo que con los años he llegado a tolerar algunos intentos...
Por ejemplo, me hubiera gustado ir a escuchar el recital q hoy va a ofrecer los de D'Tour en el Morazán, a la 1pm. Ya ves que el chavalillo no lo hizo tan mal con la filarmónica...
En el caso de las versiones, es cierto, cuesta que sean buenas. Claro, cundo lo son, son monumentales, como Cocker y su "With a little help...". Hay una de Crosby, Still & Nash de "in My Life".
El homenaje que le hicieron al "Sargento" en el 2007 me pareció muy irregular y bastante predecible.
Saludos
"Across" es una de las pocas películas que tengo en mi casa. La historia es simple, totalmente de acuerdo, incluso un poco cursi, se podría decir; pero lo que me encantó fue la incorporación de una serie de elementos beatlerianos... Y yo quedé totalmente complacida con la incorporación de Bono como "Dr. Robert".
Además, los mismos actores interpretaron las canciones, lo cual me parece muy plausible.
¡Qué divertido es esto de intercambiar opinión con alguien que tiene un gusto tan selecto!
Saludos,
Katmarce--
submarinopimienta.blogspot.com
Claro que si uno es beatleariano disfruta casi todo lo que tenga que ver con ellos, de una u otra forma, yo igual, pero ya poniendose exigente, jeje, pues el asunto es distinto.
Saludos
Y qué te pareció la versión de "Oh Darling!"... Esa me encantó, además que la voz de "Sadie" me gusta mucho, muy rockera y apropiada para darle una nueva vida a la pieza...
Y qué tal la versión de "Being for the benefit of Mr. Kite"? (me quedo con la versión original jejeje) Aunque la parte del circo en la peli, es una de mis favoritas con los personajes de Pepperland...
Sí, la versión de "Oh Darling" es muy buena. La de "Kite" no. Mala. Aunque Eddie Izzard es un gran comediante.
Por cierto, salió esta reseña en "En Porta(L)Voz", de España.
http://www.elportalvoz.com/index.php?option=com_content&view=article&id=3810%3Ala-filarmonica-interpreta-a-the-beatles-itributo-o-venganza&catid=7%3Aicomo-te-suena&Itemid=98
Saludos
Es broma. En ese sitio hay varios textos míos, básicamente tomados de este blog. También se pueden conseguir algunos artículos académicos en otras revistas.
Y para terminar la campaña publicitaria, mis libros se consiguen en la librería de la UCR y en las de la UNED.
Saludos
Solo que como no tienes una descripción de quién sos o lo que haces, pues con estas cosas se van develando los misterios...
Por ejemplo, hasta que te leí en "Malas Juntas" supe tu nombre y, bueno, otra sorpresa es saber que tienes libros publicados...
Interesante... Y ¿se puede saber de qué tratan tus libros?
Pues sí, mi nombre y mi actividad abren el blog, e inmediatamente debajo están las pestañas con la bio, artículos, enlaces y demás. Ahí podrás hacerte una idea y ver parte de mi trabajo y algunas críticas sobre este.
Saludos
¡Será un gusto seguir tus entradas! Incluso ya te sigo en twitter también :)
Ya no me hagas sufrir más con los trucos linguísticos... por dicha no estamos frente a frente, porque todavía sigo acongojada... Mejor no escribo más, para no volver a meter las patas...
Saludos,
Saludos y gracias por tu interés