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La parálisis de la crítica



Comentario al respecto, Gustavo Faverón Patriau

Comentarios

Fernando ha dicho que…
Excelente...

La ciencia es, a priori, inobjetable (pregúntele a Galileo si no); el arte, en cambio al ser tan subjetivo, admite distintas perspectivas. La literatura como arte tiene esa dósis de subjetividad pero, a su vez, posee la metodología del rigor científico...no creo haberme explicado bien...de lo contrario la seguimos luego!!
Un abrazo
Fernando
Pelele ha dicho que…
Es un tema interesante este de la crítica literaria, aunque no uno que me apasione mucho.

Creo que fue Chéjov el que dijo o escribió "solo exiten dos tipos de obras de arte: las que me gustan y las que no, no conozco ninguna otra categoría"

Claro, uno puede preguntarle entonces a Chéjov que justifique el por qué le gusta o por qué no le gusta X o Y. Y entonces el "dará" sus razones... El acento estará siempre en la sbjetividad de quien considera la obra.

Esto no quiere decir que no existan mecanismos a través de los cuales se pueda uno aproximar objetivamente al arte, pero en el fondo, creo que lo más honesto en este sentido es eso, decir lo que tal pieza de arte nos ha movido, para usar fórmulas: cuales fibras humanas nos tensó, o si por el contrario la obra nos produjo la más franca abulia.

Por otro lado, el artista debe procurar permanecer lo más ignorante respecto a la crítica, sea esta de calidad o complaciente, porque si bien, el arte tiene una vocación comunicante (característica esta que no deja de ser objetable, lo sé)la comunicación es siempre íntima. En alguna parte tengo escrito que el poeta, una vez escritos sus poemas, se enfrenta a ellos desde la misma silla del lector. Es decir, el artista se envía mensajes asimismo, sin que suene esto a solipsismo, por favor.
El mayor o menor rigor que se considere a la hora de crear, está en manos del que crea y allá él/ella con los resultados.

Sin endilgarme el hermoso misticismo de Eunice Odio, opino con ella que lo que le da valor al arte (ella hablaba de poesía) es lo que de inescrutable pueda haber en él. Es decir, lo que no tiene palabras para expresarse, hasta que el poeta va y se las inventa. Ahora, de que en eso de crear hay mucho de "carpintería" para usar el título del libro de E. Chinchilla, lo hay.

Una nota al comentario anterior: Esa forma de entenderse la ciencia tiene mucho de caduca, la ciencia no es inobjetable, más aún, el deber (placer) del científico reside en el cuestionamiento. La ciencia como forma de conocimiento, de unas cuantas décadas a esta parte, se entiende más como una acumulación de saber; saber que por definición es siempre provisional.

Saludos
Fernando ha dicho que…
ah, precisamente el comentario respecto a lo inobjetable de la ciencia mencionando a Galileo, venía por ese lado!, las verdades fácticas de ayer fueron refutadas hoy y posiblemente, las verdades de hoy sean patrañas mañana...
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Fernando: depende de la perspectiva, precisamente. Los paradigmas actuales de la ciencia tienden, en el mejor de los casos, a las posibilidades diversas de interpretacón. Claro, eso no quita que haya ámbitos muchos más mecánicos o "exactos", pero incluso ahí se puede colar la subjetividad. Del mismo modo, la literatura puede buscar un "rigor científico", pero a sabiendas de que se trata de un mero asunto metodológico que no asegura ninguna verdad ni objetividad.

Y bueno, bien lo apuntás en tu segundo aporte.

Pelele: yo concuerdo en que hay un ámbito subjetivo para apreciar una obra. Cada quien es libre de disfrutar con lo que mejor le plazca, sin necesidad de dar explicaciones o justificaciones.

Ahora, hay un ámbito en el que deseamos discutir, debatir, dialogar, es decir, comunicar, y ese ámbito requiere de métodos más rigurosos. Por supuesto, no se trata de que eso asgure nada, pero implica la posibilidad, una actitud, un ejercicio constante. Arte y crítica son uno solo (independientemente de que los podamos además distinguir en géneros).

No concuerdo en que el artista deba ser ajeno a la crítica. Aquí, es evidente que no hablamos de lo que diga una reseña en una columna, lo cual la más de las veces es irrelevante, sino, insisto, al permanente ejercicio de poner en "crisis" nuestros porpios presupuestos. Si soy mi primer lector (idea que comparto), soy mi primer crítico. Leer implica criticar, en diferentes niveles.

Sí concuerdo en que el hablar del arte es hablar alrededor de un vacío (¿y qué no lo es?), pero igual hacerlo: hacemos arte porque hay un vacío (que jamás se llena ni se llenará). En cuanto a la "carpintería", eso sería justamente uno de los modos de la crítica: tallar, pulir, cincelar, machacar, martillar, clavar, pintar: cubrir (el vacío).

Saludos a ambos y gracias por comentar
Alexánder Obando ha dicho que…
Lo que he escrito está en mis textos. Pero a intención que tuve al escribirlos solo aparece parcialmente, quiéralo yo o no.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Ascot: bienvenido a este blog. Me alegro de que te guste.

Álex: así es, la intención solo se representa a medias.

Saludos ambos y gracias por pasar

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