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Un poema de Virginia Grütter


La confesión

Qué de flores marchitas, qué de rodillas,
Qué de horas arenosas y amarillas,
De candelabros,
Yo hincada siempre hincada y suplicando.
Golpeando no sé dónde por mis entrañas
Desesperada
Por encontrar pecados
Dentro del alma.
Era como meterse la mano por la boca
Para sacar un mono o una zompopa.
Algo muy feo
Para poder mostrárselo al cura añejo
Que me esperaba austero tras la cortina
De aquel confesionario de negra harina.
Los panes rotos
De mis sueños sencillos, hasta aquel foso
Yo le llevaba
Como prendas de buena enreligionada
Y así aprendía
A odiar mis vanidades con mis sortijas
Y a buscar males
Donde sólo habría habido noches serenas
Pero me hincaba
Muy dentro de mí misma y le espetaba
Todo lo que podía ir recogiendo
En mis horas de santo recogimiento
De cas y ortigas
De sierpes venenosas y lagartijas
Lo que juntaba
En horas de ejercicio desmelenada
Y así aprendía
A creerme lo de afuera y lo de arriba
Que yo inventaba
A base de mi histeria dosificada.
Vírgenes dolorosas en sus sitiales
Caras almidonadas tras los vitrales
Mirando al cielo
Enseñando el camino de aquel consuelo
Me contorneaban
Y yo buscaba el suelo con la mirada
Toda cohibida
De no ser aceptable para esa vida
Cual fruta fresca
Que quiere sacar savia de rama seca.
Aprendí a mentir males para los otros
Yo soy vieja maestra en esos modos
Y ahora estoy aprendiendo en esta vida
A no mentirme males para mí misma. 

Virginia Grütter Jiménez (Puntarenas, 1929-2000). Realizó estudios de Filosofía, Literatura y Arte en la Universidad de Costa Rica (UCR), fundó −junto con Jean Moulaîrt− el teatro Arlequín, en San José; vivió y trabajó once años en Cuba, donde influyó enormemente en la vida teatral; fue invitada por la antigua República Democrática Alemana para trabajar con el Berlirner Ensemble (compañía fundada por el dramaturgo Bertolt Brecht) y vivió y trabajó en Chile y Nicaragua. Por varios años luchó con la izquierda y en 1998 participó con el partido Fuerza Democrática. En 1995, sus recuerdos y sus pensamientos quedaron grabados en la película documental Virginia Grütter, más fuerte que el dolor, filme realizado en Alemania por la cineasta independiente Quinka Store. Murió a los 70 años. Algunas de sus obras son Dame la mano, Los amigos y el viento, Cantos de cuna y de batalla, Canto de mi tiempo, Desaparecido, Canto al soldado del amor  y Cantar de Gabriel, hijo de la tierra de Ilom.

Otros poetas costarricenses y del mundo

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¡¡Mi primera mentira!!
¡Qué fuerza y cuánta conmoción para mí!
Gracias por ponerlo Asterión.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Pulpe: sí, me parece un buen poema. Además, tenía poetas contemporáneas, pero estaba en dedua con algunas clásicas.

Saludos y gracias por pasar
Alexánder Obando ha dicho que…
Bello. La Grütter siempre se distinguió por esa honradez haman a toda prueba.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Álex: saludos y gracias por la visita.
ángel ha dicho que…
La leo por vez primera gracias a tu espacio. Buen poema.


Saludos...
ulises regueiro ha dicho que…
Fundamental en mi vida. Mi conexion al teatro. Ella fue mi directora en Antigona, Puesta Cubana, y amiga hasta su partida de la Isla. Un ser Humano muy especial.E.P.D.
EG ha dicho que…
Voy a subir un poema de ella y también voy a dejar el enlace hacia éste, si no te molesta. Es increíble poema.

(Ya anduve por acá, creo que tenemos gustos similares)
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Emmagunst: bienvenida a esta casa. Para nada me molesta, al contrario.

Saludos y gracias por la visita

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