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Contra el relativismo (o la religión del capital)


Estas notas son un primer acercamiento al problema del relativismo en el arte en las sociedades contemporáneas. Considerar que los discursos son construcciones históricas es aceptar que dichas construcciones son aprehendidas por campos del saber específicos, y que es en esos campos donde se analiza la pertinencia o validez de los discursos, y que son las personas que se han interesado (o practicado) de forma sistemática en esos campos quienes con propiedad podrán hablar de ellos, sin que esto signifique un control sobre tales ideas o un privilegio de las instancias formales u oficiales.

***

Cada vez que he intentado, en diferentes momentos y espacios, elaborar una crítica contra el relativismo, he fallado rotundamente. Esto me hace pensar en dos posibilidades: 1) que no he sido capaz de hacerme entender, o 2) que es probable que simplemente esté errado. Veamos si ahora logro salir de este dilema (aunque no tengo muchas esperanzas de que así sea).

Mi crítica contra el relativismo parte de la premisa de que toda actividad humana se puede entender en términos materiales, como producto de un contexto, y sujeta a variantes y matices históricos y culturales (sociopolíticos y económicos). Si aceptamos tal premisa, sería imposible afirmar que todo discurso es válido o que toda posición-opinión debe ser aceptada per se. Quienes esto sostienen llegan a metafisizarlo todo de nuevo, y sin quererlo (quiero creer que es mera ingenuidad) regresan a posiciones esencialistas y a veces incluso llegan a caer, sin saberlo, en la defensa de discursos sobre el “origen”. Es decir, terminan por hacer aquello que niegan y critican.

Aquí debo hacer dos salvedades. Primero, donde digo “relativismo”, bien podría decir “relativismos”, porque las posturas relativistas son varias y no un todo homogéneo o hegemónico, pero eso sería tema para otro trabajo. Por ahora, hacemos la delimitación con fines prácticos. Segundo, soy el primero en aceptar que los discursos son relativos precisamente por sus condicionamientos contextuales. Es precisamente en este punto donde se teje la sutil diferencia entre una posición relativista doxológica y una posición relativista epistemológica.

La posición doxológica es la que presenciamos hoy en todos los ámbitos de la vida cotidiana, a través de los mass media, en las redes sociales y en los sistemas educativos, entre otras instancias: “todo es relativo”. Y tal idea es incuestionable, so pena de ser visto con malos ojos (o linchado) por los adalides de lo “políticamente correcto” (el relativismo y lo políticamente correcto son lo mismo). Si nos fijamos bien, sostener que “todo es relativo” termina siendo un credo, un fundamentalismo nefasto (¿cuál no lo es?), una religión, y quien la contradiga es su apóstata. El relativismo todo lo equipara, pero no por solidaridad, sino como forma de ejercer el poder. El relativismo, contrario a lo que propugna, no respeta las diferencias, simplemente las borra porque no le convienen.

Ahora, la posición epistemológica, por el contrario, es una que nos permite poner los discursos en perspectiva, matizarlos, claro, pero reconociendo sus características particulares, sus modos específicos de articularse. Proceder de este modo analítico, en términos metodológicos, nos garantiza nuevas vías de discusión, pues en lugar de asumir como punto de llegada que “todo es relativo”, al tomarlo como punto de partida estaremos en la búsqueda de nuevas aristas. ¿Y es que hasta dónde podemos llegar si como conclusión aceptamos que todo es relativo? Ese mecanismo de absolutización, esa generalización a priori impide cualquier desarrollo posterior. Es un muro impenetrable. Es como decir que Dios no existe, ante lo cual un creyente nos dirá que “Dios es todo”, ¿y cómo podemos luchar contra “todo”?

Entonces, si partimos de que los discursos y las prácticas tienen modos propios de conformarse, de construirse, seremos capaces de aceptar las diferencias, pero sobre todo, de analizar e interpretar los diferentes signos a los que nos enfrentamos. Es una posición política de la tolerancia, pero basada en la diferencia, y no en la homogenización (que anual toda posibilidad de diálogo).

Las posiciones relativistas han partido por lo general de una crítica de la episteme occidental ilustrada, patriarcal, blanca, masculina y capitalista. Han intentado desbancar sus planteamientos de dominación. Y muy bien que haya sido así. Muy necesario. Pero una vez logrado tal objetivo (si aceptamos que la posmodernidad logró algo), es hora de articular nuevas posibilidades, porque se ha caído en una nueva forma de dominación, de subyugación. El poder se ejerce desde lo relativo. Quien lo contradiga se equivoca, y es tachado de conservador. Nada más alejado de la realidad.

La única revolución posible en nuestra época es la resistencia contra el discurso relativista, porque el relativismos doxológico, es decir, el relativismo mal entendido es solo un mecanismo de dominación de masas en las sociedades del capitalismo tardío. Aceptar que todo es relativo es aceptar que se mantengan las estructuras hegemónicas (globalizantes) de dominación. El relativismo es la religión del capital.

Alajuela, 30 de abril de 2010

Comentarios

Gustavo Adolfo Chaves ha dicho que…
Yo diría que el relativismo es la religión de la dominación. Ese ignorar las diferencias a los únicos que les sirve es a los que las usan. Supongo que estas reflexiones van al tenor de recientes controversias en las que te he visto involucrado, y espero que les des seguimiento en relación con el arte y la tradición. No sé si me equivoco, pero intuyo que por ahí van los tiros. No juzgo por otros, pero a mí en lo personal me quedan claras tus posiciones aquí.
Cristián Marcelo ha dicho que…
Gustavo, me gustó el artículo, es muy esclarecedor, pero creo que el problema no consiste en el relativismo per se, en la relación entre doxa y epísteme. Creo que es el algo mucho más complejo, y tiene que ver con el control o el poder en las sociedades post-industriales. En fin, es refrescante que alguien medite por estos lares sobre estos problemas.
Saludos!
depeupleur ha dicho que…
Te dejo mis ideas al respecto:

La discusión del relativismo presupone una discusión del concepto de verdad, que se usa como fundamento de la validez de los discursos. En el momento que algo es cierto y su contrario falso, se acaba el relativismo.

La verdad, sin embargo, ha sido por milenios una herramienta de dominación -un religión, como la llamás acá- que no es sino hasta el siglo XX que entra por fin en crisis. Y eso es bueno, porque la verdad que se viene esgrimiendo hace milenios dice estar fundamentada en muchas cosas (la lógica, la palabra de dios, la justicia, la física, el nacionalismo, la autoridad, etc.) pero finalmente la verdad ha terminado siempre correspondiendo a una articulación de la visión de aquel que ejerce el poder. La verdad es el discurso del dominador, del vencedor, del fuerte, del que sabe engañar, de más listo.

El relativismo no debe entenderse, me parece, como una abdicación a la opinión, sino como el traslado del locus de la validez de un discurso del concepto de verdad al concepto de respeto de la diferencia y el valor del individuo. El movimiento del foco de autoridad de lo global a lo local, a lo individual.

Cuando yo, fundamentandome en mi fuerza de voluntad, propongo que mi postura es válida y no echó atrás ante el discurso dominante, obligo al discurso dominante a tener que lidiar conmigo de algún modo. En esa disputa del poder ya se habre la posibilidad de un mundo mejor para mi.

Me parece -tal vez me equivoco- que no estás en contra del relativismo como defensa de la diferencia, sino del relativismo como claudicación del poder por parte del individuo, aceptación de la indiferencia y renuncia a la capacidad de pensar y actuar por sí mismos.

La definición del concepto de la verdad da para cursos y libros de filosofía, pero el concepto sólo debe existir si nos es útil y nos ayuda a crear el mundo en el que deseamos vivir. Si se convierte en el látigo en la mano del poderoso, entonces ha llegado el momento de desecharlo.
Carmen Conde Sedemiuqse ha dicho que…
Hola:

Hola: ¿Porqué esa guerra, entre la relatividad y el objetivismo? Y me pregunto ¿Por qué tengo que elegir entre una u otra? Todos formamos parte del universo. Eso se dice que es una “verdad objetiva”… Imagino la verdad como una gran bola en el exterior y cada uno de nosotros siendo esa bola única la vemos desde diferentes posiciones, entonces ¿Qué vemos? ¿Es real, irreal lo que vemos cada uno independientemente? No será….la bola es el objetivismo, pero nuestra mirada es el relativismo?.

Besos y amor
je
Germán Hernández ha dicho que…
Curiosamente, la validez del relativismo absoluto se justifica así mismo en la diversidad y la diferencia.

Pero cuanto "todo" vale, da lo mismo que "nada" valga. Es como si todo se neutralizara. En realidad no justifica la diferencia y la diversidad de los otros, sino mi "diferencia" y mi "diversidad" con respecto a los otros.

Entre otras cosas, el sujeto que sostiene su punto de vista "relativo" de algo, siente que sólo por ello ya tiene un valor intrínseco, que no tiene que fundamentarse y que no exigue ninguna responsabilidad.

El relativismo absoluto es un relajamiento moral extremo.

Saludos!!!!!
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Sobra decir que estas notas no pretenden agotar el tema ni dar por zanjada la cuestión. En este sentido, señalo de nuevo que yo mismo defiendo posiciones relativistas, por tal motivo intenté una distinción entre un relativismo doxológico (del sentido común, reptititivo y sin aportes) y un relativismo epistemológico (como forma de análisis).

No apoyo posiciones abosolutistas. Debemos movernos constantemente entre diferentes matices, eso sí, con firmeza y valentía, en la medida de lo posible.

Nuestra cultura sobrevalora la "opinión". Se considera que esta es una esencia, intrínseca al ser humano, cundo en realidad es una construcción como cualquier otra.

Cuando se enfrentan dos opiniones es muy posible que una de ellas (o ambas) consideren que no tiene sentido seguir dialogando. Primero, para evitar el conflicto, segundo, porque quizá no hay mayores argumentos para que lo que se ha dicho. Esto resulta cómodo para el sistema de dominación: si no hay debate no hay avance, no hay cambio.

La opinión, así sobrevalorada, es muestra de un sistema individualista (falsamente tolerante), porque no respeta las diferentes posturas, sino que niega la posibilidad de que los demás piensen distinto.

Cada vez que se discute, una de las partes dice: "No vamos a llegar a ningún lado. Usted piensa eso y yo esto, y sus planteamientos no me harán cambiar jamás. Mejor cállese, porque por más que hable no estoy dispuesto a tomar nada en cuenta porque quiero seguir igual."

Esa es la retórica de la "opinión" en una sociedad individualista. Una opinión que no es nada subjetiva, sino el eco de la cultura. Una "opinión" que extrañamente se parece mucho a la de los demás.

Solo en el diálogo, en el debate, en la discusión de ideas, en la confrontacion es posible sacar algo en limpio, pero sobre todo, algo nuevo.

Saludos
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Gustavo: esa es la idea. El relativismo como una nueva religión. Si ignoro lo diferente se fortalece quien domina.

Efectivamente, estas reflexiones surgen a partir de otros diálogos. Sabés que son ideas que siempre rondan por ahí y a las que de una u otra forma hay que ir dándoles forma.

Me alegro de que algo haya quedado claro.

Cristian: qué bueno que te gustara.

Como planteo en él, no es una distinción maníquea. Al contrario, mi postura empieza siendo relativista. Lo de doxa y episteme es apena un esbozo y podrá ser replanteado. No sé si podrías arrojar algunas luz en este sentido.

Por lo demás, es cierto que el asunto pasa por el problema del poder.

Juan: gracias por aportar tu perspectiva.

Como dije en los párrafos 4 y 8, estoy de acuerdo con el proceso histórico que significó desbancar las nociones de verdad única o absoluta. Existen verdades, en plurarl y con minúscula, y son construcciones. El problema es cuando esa nueva postura termina por ser un absoluto ella misma.

Muy bien lo planteás en tu párrafo 3, y aquí parece que encontramos un punto en común, lo cual queda reforzado con tu párrafo 6 (y no te equivocás al leerlo así). No estoy en contra de posturas relativas, al contrario, son las más sanas, pero sí estoy en contra de la indiferencia de "cada cual con su opinión y asunto resuelto".

Sedemiuquese: no es una guerra entre relativo y objetivo. Al menos, el artículo no lo plantea de tal modo. Mucho menos se trata de escoger entre una y otra postura. Al contrario, uno debe ser flexible (pero no maleable e indiferente) ante distintas posibilidades, siempre buscando nuevas opciones.

En cuanto a tu idea de que hay una gran esfera que es la "verdad" y nuestra mirada el "relativismo", no la comparto, es una idea esencialista que ya estaba en Platón, y algo que he tratado aquí de criticar son las esencias, precisamente porque el relativismo mal entendido se nos ha venido presentando como como esa "gran esfera". Si fuese cierto que hay una gran esfera, entonces los seres humanos no tenemos opción de nada.

Por lo demás, nótese que si apoyás la tesis de esa "gran esfera, estarías apoyando la idea de una Verdad Única.

Germán: no puedo menos que señalar que encuentro una equivalencia entre lo que señalás (quizá con mejor acierto que yo) y lo que he tratado de decir. El relativismo neutraliza, y se concede valor intrínseco a la opinión:"Mi opinión es buena porque es mía".

En nuestros actos hay consecuencias, y cierta tendencia relativista niega la ética de nuestro accionar. Eso sí, conste que esto no tiene nada que ver con "bueno" o "malo".

Saludos a todos y gracias por pasar y dialogar
Carmen Conde Sedemiuqse ha dicho que…
Pues mejor, me alegra que no sea guerra y desde luego que si hubiese que elegir entre uno u otro no lo haría porque seguramente haría una mezcla de todo.

Lo de la esfera fue a modo de ejemplo, bien podía haber dicho "imaginemos" se me paso, je. Y como no hay nada con lo que este totalmente de acuerdo pues no me decanto por nada, de momento no me obsesiona ninguna idea. No me siento capacitada o con esa verdad absoluta en estos temas y en otros como para negar o afirmar. Me gusta escuchar, en éste caso leer diferentes opiniones, y por supuesto me siento en libertad de expresar lo que yo "siento"
Por lo demás, nótese que no apoyo nada ni tampoco lo contrario, porque no podría, porque no tengo esa verdad absoluta.
Aunque mis sentimientos son que todos formamos parte de todo, un árbol, una mesa, una piedra, etc, etc pues quien sabe...igual exista esa verdad única , que la verdad de cada uno (lo que cada uno toma como su verdad) forme esa gran verdad.

En estos temas yo no afirmo ni niego, podría estar mas cercana a un pensamiento u otro.
Pero eso si. soy dueña de lo que siento.

Besos y amor
je

PD
Vaya!!!! jooo! la tarde de comentarios que llevo. je
Niña Pochita ha dicho que…
Gracias a don Gonzalo, los cursos de la escuela de la niña Pochita son:
Diablo en la ópera 1: Gonzalo Castellón
Diablo en la ópera 2: el diablo mismo
Teatro y modelaje Soho: con Rocío Carranza
Periodismo e imagen propia: con José Mairena
Cine y otros demonios: con Hilda Hidalgo
Poesía religiosa: con Frank Ruffino
Poesía de verso libre: con Víctor Hurtado
Defensa personal antiargentina: Andrés Sáenz
Oftalmología con huellas en los ojos: wílliam venegas
Spanglish o mejor no hablar: Sergio Román Armendáriz

Más información en blog Pochita.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Sedemiuquese: valga enfatizar que aquí nadie ha defendido una verdad absoluta. Al contrario.

Asimismo, cada quien puede expresar lo que desee, pero cuando no se toma una posición (a lo que también hay derecho, claro) es evidente que no hay ni diálogo ni mucho menos aportes.

Lo que nos planteás es justamente parte de lo que he querido manifestar aquí. Lo dije en el artículo y en mi primer comentario.

La gente dice "esta es mi opinión" y listo, con eso terminan el diálogo. Se cierran las puertas. Se agotan las vías.

Insisto, uno puede tomar la posición que desee, pero no podemos ser indiferentes.

Niña Pochita: sea usted bienvenida a esta casa. Por esta vez paso el spam, pero espero aportes. Del tema o de otro que usted considere oportuno, pero aportes.

Saludos ambas y gracias por la visita
Carmen Conde Sedemiuqse ha dicho que…
Asterión, ni yo he dicho que nadie lo haga.
Todo, todo es una posición hasta no tomarla lo es…
Ha sido un placer. Pero mis neuronas se agotan.
Se hizo tarde para mí.
Gracias.

Besos y amor
Pelele ha dicho que…
"All the truth in the world adds up to one big lie", dice Dylan en "Things have changed"

Creo que es oportuna la cita si entendemos "toda la verdad en el mundo" como una multiplicidad de verdades que transitan se exponen y se imponen, y la "única gran mentira" como la incomprensión o desdén entre estas.

Estoy de acuerdo con lo que planteás en el texto. El discurso, sea cual sea este, es la herramienta con la que una ideología (en sentido amplio) se "promociona" y se naturaliza si tal discurso tiene éxito, convirtiéndose entonces en "verdad" (algo que no se cuestiona porque así es y "siempre ha sido así).

Lo importante entonces es dilucidar cómo se elaboran los discursos, que actores sociales los proponen, qué medios utilizan y lo más importante, cuales son los silencios dentro de ese discurso.

Lo sano, entonces, al sentenciar el trilladísimo "no hay verdad, sino verdades" es hacerlo, como planteás, con ánimos de dialogar y llegar a puertos cada vez mejores. Entonces la opinión personal -que es importantísima- deja el confort del individualismo y se inserta en una dinámica de sociedad. Sólo en este contexto la opinión propia adquiere un valor, digamos provechoso, porque es una opinión conciente de su existencia dentro de una sociedad, es decir se contrasta, se formula y se reformula, a partir de otras opiniones.
Podríamos decir entonces que, en un sentido histórico, la verdad es siempre provisional.

Sin duda la ética es el eje transversal de estos asuntos.

Saludos
Sin ahondar mucho, se me ocurre que este relativismo (me gusta la palabra) funciona como el pragmatismo burgués: hacer todo más práctico y evitar la rigurosidad del estudio, hacer de la academia algo más fácil y pasar cualquier cosa por arte.
Vivir así en las mil y una noches de artes a la enésima potencia.
El relativismo es una actitud de la ideología dominante: a más generalización, menos estudio; a menos estudio, más dominación ideológica.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Sedemiuqse: lo digo con el mejor de los ánimos de diálogo, y sin que se entienda como una afrenta, pero precisamente ese es el punto. La gente prefiere no debatir, que no se le agoten ssu neuronas, y cuando no están de acuerdo se retiran. Así no se logra nada.

Pelele: muy buena cita. En el fondo es una reelaboración de lo que plantea Nietzsche: la verdad como una construcción.

Ahora, lo que apuntás va en el mismos sentido en que he intentado plantearlo aquí. Y para no enredarnos mucho, te cito:

"Sólo en este contexto la opinión propia adquiere un valor, digamos provechoso, porque es una opinión conciente de su existencia dentro de una sociedad, es decir se contrasta, se formula y se reformula, a partir de otras opiniones. Podríamos decir entonces que, en un sentido histórico, la verdad es siempre provisional."

Esa es la idea.

William: lo has dicho bien. El relativismo nos invita a no pensar, a quedarnos tranquilos con nuestras consciencias, a no asumir retos ni a buscar opciones. Y eso es lo que buscan nuestras sociedades.

Pero el relativismo bien entendido implica todo lo contrario, porque en lugar de quedarme con "una verdad", o con ninugna, me obliga a pensar, a confrontar posibilidades, a dialogar, y usualmente la gente se cansa de ello.

Saludos a los tres y gracias por sus aportes
Ahab ha dicho que…
El relativimo es un muro inquebrantable; si alguien me dice que “todo es relativo” cuando explico algo que le pone en apuros ideológicos; termino mi conversación directamente. Es decir: hablemos, opinemos, -sabiendo que todo es relativo- eso yo ya lo se. Las opiniones de los demas, los puntos de vista, todo lo subjetivo-es decir, todo- es interesante o debe ser, y debe tocarnos, el discurso del otro debe tocarnos, rozar el nuestro y a veces fusionarse. Sólo así podemos crecer. Por eso nos gustan los libros. Porque nos tocan.

Rodo es relativo, bien, -¿y?- ¿dejamos de pensar entonces? ¿dejamos de emitir juicios y opiniones?. Claro que no.

Por medio de la filosofía todo es aun más relativo si cabe, hasta la ciencia es relatividad de pensamiento. ‘La relatividad de la percepción’, que lo es todo. Esa es la verdadera relatividad, nuestra percepción misma. Que es un agujero pequeño en un muro, por el que vemos el bosque, pero sólo desde un ángulo, solo desde una diminuta perspectiva; en ese agujero imaginario influiría la luz que hubiera al otro lado, por ejemplo.

Basicamente digo: Todo es relativo, bien, ahora pensemos. Pensar que todo es relativo debería ser parte del impulso mismo de profundizar, en lugar de empujar hacia lo contrario.

Interesante artículo

Saludos
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
Ahab: lo has planteado exactamente en los términos en que he venido intentándolo.

Y suele suceder que cuando alguien se ve cuestionado en su "sagrada opinión" recurre al estribillo: "Todo es relativo".

Muy bien, ¿y qué sigue después? Esa frase es hoy una verdad de perogrullo que debe ser combatida.

Todo es relativo, estamos de acuerdo, pero ese es el punto de partida, jamás el de llegada.

Saludos y gracias por tu aporte
J.P. Morales ha dicho que…
Híjole, hasta que sentí un balde de hielo en la espalda al leer la crítica a quienes zanjan una discusión con la frase "Usté opina eso, yo opino esto, dejémoslo aquí porque no vamos para ningún lado". Confieso que lo he hecho muchas veces y recibo muchas críticas al respecto, pero es que qué difícil. Recuerdo una ocasión en que una amiga me decía que estaba en contra del matrimonio entre homosexuales porque "un niño o una niña no pueden crecer pensando que tener dos mamás o dos papás es lo normal". Ante un par de observaciones que le hice (principalmente que la "normalidad" no es más que una construcción, hablando de construcciones) ella me refutaba con "Eso no es normal y PUNTO, no es bueno que alguien crezca pensando que tener dos papás o dos mamás es normal". Ante semejante conclusión, no encontré qué hacer más que "bueno... eso es lo que piensa usted, yo no". Yo ya le había dicho por qué pienso como pienso, ella insistía en que pensaba como pensaba porque "PUNTO, eso no es normal". ¿Qué hacer en esa situación? Podría citar otros ejemplos pero haría muy largo el comentario. Pongo esta anécdota en el ruedo porque desearía no ser de los que zanjan las conversaciones realtivisándolo todo. Nunca había reflexionado sobre los inconvenientes de esa actitud. Gracias a todos ustedes por mostrármelos, sobre todo a Tavo que subió el artículo. A ver, quiero leer críticas de todo tipo a ver si crezco un poco. Pura vida.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
J.P.: según la anécdota que nos contás, es la posición intransigente de tu amiga la que no permite avanzar mayor cosa. Ese es el tipo de posiciones que aquí se han criticado: "Las cosas son como son y punto", así, sin argumentos, solo con terquedad, porque se asume que existe una verdad superior, o porque se piensa que hay cosas "naturales" y por ende inalienables.

Ahora que mencionabas el aborto, pongamos de ejemplo un caso: se piensa que existe algo natural llamado instinto materno, y que toda mujer lo posee en igual medida... ¿y qué pasa con las madres infanticidas? (El aborto es otra cosa, no me refiero eso). La respuesta de la gente es que esa madre es un "monstruo". Podrá ser lo que se quiera, pero demuestra que el instinto materno no es natural.

En fin, creo que muchos hemos tenido que decirle a alguien, ya cansados de la incapacidad para el dálogo o para el argumento: "Está bien. Cada quien con sus ideas". Así que no hay de qué sentirse culpable, jeje.

Saludos y gracias por comentar
J.P. Morales ha dicho que…
Pura vida por las observaciones. Al chile que me movieron el piso con este tema para sacudirme ciertas actitudes. Una cosa: mae yo no mencioné el aborto en ningún momento... ???? jaja, safis ahí. Pero no importa, de todas maneras me gustó el ejemplo, pura vida.
Gustavo Solórzano-Alfaro ha dicho que…
J. P.: me alegro de que estas notas sirvan para algo.

Y toda la razón sobre el tema del aborto. Puña, ni idea tengo sobre ese lapsus, jaja.

Saludos

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