Ir al contenido principal

Dos poemas de Alfredo Trejos

2


Le atribuimos al amor la noche y la venganza, la pretenciosa cordura, la inasible vida. La madurez del tronco de la niebla, la deducción infame de los puertos, la pavorosa ventana, la respiración de las caballerizas, la noción anónima del nunca. No sabemos describir otra suerte de misterio. No tenemos cura: es la mujer anticipada, el lapso y no la lumbre, la bendición y no los hechos; el relevo, la lentitud, mi muro, mi causa, yo. Nada más que miniaturas crueles y portentos ficticios. El pozo resultó ser el amor. Y el agua fue bronce en otra agua. La conspiración, la noche y la venganza, son infiernos míos, abundantes, decorosos. El amor, desde una ilesa cercanía, desde una cómoda carencia, me hace ver el mundo contra el que se ha roto.


(P. 17)


Énfasis de la mujer y de la ausencia


He visto que las cosas cuando buscan

su curso encuentran su vacío.


Federico García Lorca


Estoy enfermo.

Un débil llanto tras la nube del corazón.


Que no se cierren nunca mis heridas para que todos vean qué hice con el mundo. Empiezo por golpear una pared. Puedo golpearla por mil años sin conseguir mayor infierno que la noche. Sin conseguir mayor memoria que la duda, inagotable y antigua, de lo que no se mezcla con mis piedras. Mujer, la noche es un osario de preguntas a la simple calma de la vida. Nos lanzamos, nos dejamos, nos hacemos males minúsculos y las dunas de la soledad se incendian. Hora de antes que se hace vagabunda de las horas sin ver y sin verte. Hélice que entra en la luz, en el agua, en la sangre, en el hielo, en la carne del ojo y en la dura red de mimbre que maneja el beso. Habla el hombre que entra descalzo a tus cenizas, que adora la viudez del frío insomnio, que abunda como lunas y tormentas. Mujer, es tu nombre y es tu mano que vacila; la brevedad del aire y de tu rostro. Péndulo arañado por las luminosas uñas de la niebla. Te tomo, te hablo, te adivino. Fijo mi paradero en la mitad más opaca, en tu palabra reciente. Dejo en un hoyo el hambre. La tinta que se borra con tu calor, la arena que se desliza cuando tu nombre sopla. Qué fácil es traerse el cielo abajo cuando hacen tanto ruido con la ausencia. Gira como timón la puerta y este cuarto oscuro se va tras tus palabras. Tu boca se hunde en mi muerte como un molde de cera. Los viajes concluyen. Las horas se desmontan y se pierden. Los troncos se caen a pequeños milagros.


Mi mujer describe un mundo en que no está. La espero en la crianza de mis horas, en la profunda latitud de lo varado. La espero en el aroma que se acerca al precipicio. Mujer, mujer mía por poco, aldea en llamas de la que huyen la tarde y la esfinge; dolor, dolor de aire dividido, hablo después de que te quise y te quiero. Paso a no quererte como paso a tu vida y a tus cosas. Trayecto en el que soy el total de mis ansias. Tu mano, mujer, cómo tu mano te desnuda de las migajas que te cubren. Pecho, espalda, vientre, campana de arcilla húmeda sujeta por clavos negros. A través de toda tu sombra está mi polvo servido. No abandonaré la vista que tengo hacia tus cárceles. No dejaré sin horario el dolor de mis entregas. No haré nada. No haré nada. No vaciaré la tierra de mis párpados. Mujer, nos rodearán los años. No verás en mí grandes detalles de tristeza. Yo veré resbalar la gran columna de dolor a solas. Yo seré quien vuelva. Yo seré quien lance el corazón contra la puerta y arrastre una paloma a la boca de tu alma. No te veré un momento. No te veré nunca y seré loco. Y estaré sano para ver sin esperanzas. Te recuerdo del vacío y de la tarde. Te recuerdo con dureza, aquí sentado, oscuro como el témpano de siempre. La lengua se hace una espiral cuando siente que la acuestan con el plomo. Noche de ausencia. Última luna de la noche. Góndola de luna en el mar de las paredes.


29 y 30 de agosto de 2001


(Pp. 47-49)


Tomados del poemario Carta sin cuerpo


Alfredo Trejos (San José, Costa Rica, 8 de septiembre de 1977). Residente de Cartago. Miembro del Café Literario Francisco Zúñiga Díaz (1995-1998) y del grupo Enésima Silla (1997-2002). Ha publicado dos poemarios: Carta sin cuerpo (San José: Ediciones Perro Azul, 2001) y Arrullo para la noche tóxica (San José: Ediciones Perro Azul, 2005; Ciudad de México: Gaceta Literaria, Colección Limón Partido, 2006). Mención de honor en el Premio per la Pace, Centro Studi, Cultura e Societá, Turín, Italia, 1996. Invitado a festivales de poesía en El Salvador, 2000; Managua, 2002 y Granada, 2005.

Comentarios

Luissiana Naranjo ha dicho que…
Recuerdo a Trejos muy joven en el Taller de Chico y ya desde allí, sus textos se salían del orden común. Lo he escuchado en recitales y me gusta su telaraña de ver el mundo, su intensidad, su mezcla de soberbia, el desaliño, su ímpetu... un poeta al unísono con su palabra. No tengo ninguno de sus libros, espero pronto conseguir alguno. Gracias por estos dos poemas de primera orden.
depeupleur ha dicho que…
En estos poemas aún se ven ciertos resabios de un esteticismo preciosista del cual se ha alejado paulatinamente Trejos, pero también se ve ya la voz personal de Trejos que producirá Arrullo de la noche tóxica. Hay mucha distancia entre ambos. Estos son buenos poemas, pero los más recientes me parecen más ya su propipa voz, despejada de vestiduras que no aportan mucho.
Silvia Piranesi ha dicho que…
nada más qué decir.
sólo gracias por la lectura "obligatoria".
Mon ha dicho que…
Ves, no es fácil aburrirse de la poesía, todavía quedan muchas combinaciones de palabras por leer.

El segundo poema que transcribiste (un título muy largo para recordarlo ahora)además de lograr imágenes muy bellas, tiene una cadencia agitada muy interesante (como la que hay en tu poema de los trenes). Es una tensión que aporta dramatismo al poema. Lástima que el lector distraiga su atención en elementos que se alejan de ese foco central dramático. Pudo haber sido, todavía,un poema más hiriente.
Alexánder Obando ha dicho que…
Que no haga como Debravo... ... que nos dejó a mitad de camino.
Guillermo Barquero ha dicho que…
Qué pedazo de escritor (de buen escritor) es Trejos. Pues sí, en estos poemas hay una especie de simbolismo que no encuentra salida en algunas frases ni resolución en algunas imágenes; lo que ha hecho después solo ha venido a confirmar, sin embargo, que acá no había solo verborrea y cosas bonitas o bien acomodadas, sino una semilla de soledad y desamparo que lo caracteriza tan bien. Hay que esperar un nuevo libro, va a ser una explosión.
macizo ha dicho que…
Concuerdo absolutamente con Pira.
Gracias por este post.
Saludos
macizo ha dicho que…
Concuerdo absolutamente con Pira.
Sinceramente hace rato no leía algo que me removiera las tripas de este modo.

Saludos y gracias
Lilya Nuratis ha dicho que…
uno siempre siente que entrara aqui es trasladarse a algun jardin secreto...

voy a tratar de conseguir algun libro de Trejos

besos Lil
Anónimo ha dicho que…
Aquí se comprueba no solo su talento, sino el cariño y las buenas vibras que despierta en la gente.

Particualrmente, yo prefiero este libro a lo que le he oído más recientemente, que es más depurado, sí, pero menos devastador.

Luissiana: Trejos era una figura del taller, y este primer libro es un poco lo que se gestó allí. Yo de primero te recomiendo este libro, pero igual, dale con los dos de una vez.

Juan: más o menos tenía noción de la forma en que percibís la poesía de Trejos. Cierto, su estilo ha ido variando, pero yo prefiero estos primeros textos, donde a pesar de algunos ripios o excesos, hay una fuerza avasalladora. Por ejemplo, este libro empieza con "Los verdugos", y no lo puse para no trancribirlo todo, pues es extenso, pero es una mezcla entre "Aullido", de Ginserbg, y "Mala sangre", de Rimbaud.

Silvia: náda más qué decir, un placer "obligarte" a leer.

Mon: así es, difícilmente uno se aburre, y es que igual, aunque fuera un solo poema de Borges, uno podría leerlo y relelero sin cansarse. Y bueno, la poesía de Trejos es fuerte y desgarrada, y a pesar de que algunso notan que hay cosas que sobran, em parece ya una voz muy madura en este libro.

Alexánder: esperemos que no, aunque en poesía me parece que hace rato lo pasó (con el perdón de los debravianos).

Sentenciero: es llamativo los adejtivos que surgen sobre Trejos. El otro día, María Montero le dijo: "Sos una bestia". No sé que quiso decir, pero lo dijo. Y sí, la marca de la soledad es ya parte de la poesía trejiana. Y dice que ya tiene listo su tercer libro.

Macizo: con mucho gusto. Y si te removió las tripas, entrale a todo el libro sin demora.

Lilia: un gusto que te sintás así en esta casa. Ojalá podás conseguir un libro de Alfredo.

Saludos a todas y a todos y gracias por pasar, leer y comentar.
Alexánder Obando ha dicho que…
No hay duda, Asterión, de que ya lo superó.
Anónimo ha dicho que…
Así es, Álex. Debravo se fue cuando estaba empezando a hacer su mejor trabajo: "Los despiertos". Después, como suele suceder, se han dedicado a publicar todas las hojas suyas que hayan encontrado.
Germán Hernández ha dicho que…
A la postre... una vez más!!!!

¿Acaso no es hermoso que los lectores de Trejos... por que eso somos: sus lectores que le seguimos, no accidental ó circunstancialmente, sino pretendida y deliberadamente ... digo, hermoso que nos debatamos entre su opera prima, su noche toxica y sus nuevas propuestas?

Como lector de Trejos, me siento en deuda con sus dos trabajos... ansioso y afortunado de poder ser testigo de una obra en construcción... y aquí quiero agregar algo....

Queremos que Trejos sobrepase los 50 años... Cuídate Alfredito!!!!

Segundo, no me gusta decir... en el caso una obra en proceso -ni la de Trejos ni la de nadie más -, que ésta ya superó o no a la de fulanos y sutanos (quienes me conocen saben por dónde voy y que no soy sospechoso de debravofilia), somos prisioneros de nuestro tiempo.

Coda: Alfredo: sos una bestia... jejeje, tuve la oportunidad de escuchar a María Montero decirlo, también escuché a unas chicas de la audiéncia decir algo peor, ¿o mejor? no sé, pero esa noche, a pesar de Juan Carlos Mestre como invitado principal, ya Alfredo se había adueñado de la audiencia, de la noche, para bien y para mal... por ahí va la cosa...

"el que tenga oídos que oíga..." (Dicho por el Nazareno)
Anónimo ha dicho que…
Germán: por eso decía antes que aquí se demuestra el aprecio que se tiene por él y por su trabajo.

Comprendo tu prudencia al no definir "quién superó a quién", y es claro que lo que hemos dicho Álex y yo es una mera opinión. En el caso de Debravo, al ser un corpus ya establecido, las comparaciones pueden ser válidas, aunque igualmente banales. Por supuesto que la obra de Trejos está en construcción, y eso es lo importante.

Saludos y gracias por pasar (sin importar cuándo).
Alexánder Obando ha dicho que…
¿Que Trejos es una bestia? Eso me recuerda un verso de él msimo... "la bestia es la esperanza".
Ophir Alviárez ha dicho que…
Creo que voy a tener que planear al menos una escala en San José a ver si me hago pronto de todos esos libros porque eso de quedar picada siempre, ya me está haciendo patalear...

poemotas!

OA
Anónimo ha dicho que…
Alexánder: muy buen verso, definitivamente.

Ophir: pues aquí te estaremos esperando en esa gira de compras por librerías. Saludos y gracias por pasar.
Anónimo ha dicho que…
me gustaron

Entradas populares de este blog

Un poema de Laureano Albán

Dedicado a Anónimo Inventarios terrestres A Antonio Enrique Hay delgadísimos sonidos entre las cosas y sus muertes, como un violín sonando mientras se hunde en un agua interminable. Hay casas en donde las ventanas arden siempre y la noche no puede abandonarlas. Hay tu rostro y mi mano y la incierta pasión de reunirlos. Hay un plancton solar en los cuerpos amantes que el mar no ha conocido ni comprende. Hay músicas en mí que nunca podré darte. Hay la desolación y el rostro que la aguarda. Hay pájaros ardiendo desbandados desde el canto hasta la muerte. Hay posesiones últimas, pulpas lunares, ríos que irrumpen verticales a las horas. Hay lejanías, ellas todo lo envuelven en su vasta memoria deletérea. Hay bosques esperando, como una explosión inaplazable debajo de las calles por su aire. Hay objetos mortales, espejos agresivos alrededor del hombre que no duerme. Hay flores y su fulgurante devoción. Hay el polvo y su rostro de tempestad. Riadas que se sumergen en las mareas del viento. Ad

The Beatles IV: "A Day in the Life"

Contrario a la introducción del programa Los cuatro grandes ,  de Súper Radio, en los 102. 3, del FM estéreo, hace cuarenta años terminó la historia . Así es, y el próximo sábado 10 de abril se conmemoran los cuarenta años de la disolución de The Beatles, el mejor grupo musical anglosajón del siglo XX . Por eso, hoy queremos continuar nuestro recorrido por su catálogo , y nada más y nada menos que con la que muchos consideran su mejor canción: “A Day in the Life”. Un tema genial, único, clásico desde todo punto de vista (lírico, musical, técnico, de producción, etc.), una verdadera obra maestra de la música popular contemporánea, que rompió esquemas y terminó de poner a todo mundo en guardia, porque ¿qué más se podía hacer después de esto? El cierre perfecto para el álbum más importante de la era del rock : el Sargento Pimienta . Ficha técnica Título: “A Day in the Life” (canción) Duración: 5´ 08 s (indefinidamente) Fechas de grabación: 19 y 22 de enero, y 3 y 10 de febrer

“Fairytale of New York”: un clásico para Navidad

  Spotify me dice que la canción que más escuché este año fue “Tiny Tears”, de Tindersticks. Lo que no sabe es que fue “Fairytale of New York”, de The Pogues, incansablemente, pero en YouTube.   ***   El jueves 30 de abril de este año pandémico sobrepasábamos ya los 50 días de cuarentena. Ese día, Abel Limbrick subió un cover de “Rainy Night in Soho”, de The Pogues. La cuestión es que durante el confinamiento he pasado escuchando a este grupo inglés de punk celta. Aunque más bien, debería decir que he pasado escuchando incansablemente “Fairy Tale of New York” (1987): en videos, en audio, en vivo, covers, etc.. Es decir, que he pasado moqueando. Qué canción más hermosa. Terriblemente hermosa. Una obra maestra.   ***   Parece que los ingleses son expertos en dejar llegar sus mejores canciones apenas al segundo lugar. Sucedió con “Strawberry Fields Forever”, en 1967. Veinte años después sucedió lo mismo con esta pieza de The Pogues. Y en 1995 pasó de nuevo, con “Common People”. Curiosamen