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Dos poemas de Luis Chaves

los animales que imaginamos

esto que ves antes no existía. dice
las personas acomodan sus sombreros.
corrigen sus posturas y sonríen desde el papel.

es agosto y llueve con la voz de nina simone.
el apartamento es una cama gigante
donde se cubren las partes duras del amor.

afuera el mundo gira como siempre.
unos viven esperando el autobús de regreso.
otros adrede dan direcciones equivocadas.

en una habitación en pleno centro de san josé.
al colchón se le salen las entrañas.
faltan sillas para las preguntas.
hay noches desbordadas en los ceniceros.

ella es una niña que crece
como la santalucía entre las ranuras de concreto.

sentado frente a la lámpara.
él junta sus manos y aparece un pájaro en la pared.
mirá cómo camina este elefante. repite ella.
él enrola otro cigarrillo y cambia de canal.

se habla de dios. la muerte.
desnudos o en ropa interior.
bajo las sábanas las rodillas como cabezas atentas.
él lee cuentos con la sangre en llamas.
ella se duerme justo antes de llorar.
es la voz de nina simone y llueve como agosto.
hay latas vacías junto a las pantuflas.
ropa tendida en el alma de los dos.
desde los extremos de la mesa.
sus miradas se encuentran
como regresando de pueblos lejanos.

ella canta el blues de la negra. confunde las estrofas.
da golpecitos con el índice a su reloj.
de noche él deja sin seguro la puerta.
para que el miedo salga a caminar.

pero el tiempo no entiende de estas cosas.
para él todos son animales.
todos tienen lecciones que aprender.
y un viernes hay una grieta en el aire.
la puerta trasera abierta de par en par.
un pájaro dibujado con tiza negra vuela en la pared.

en un cajón remoto calla nina simone.
así tuvo que ser. piensa él.
que ya no frecuenta ciertos lugares.
y a veces se queda quieto de repente
cuando escucha pasos minúsculos en el cielo raso.
recuerda el tono atropellado de sus palabras:

todo el invierno es agosto
y llueve siempre como su voz

De Los animales que imaginamos, pp. 11-12

Moteles, lluvia, trenes, etc.

Otro hotel de paso. Mejor dicho, motel. Un motel en las afueras de un pueblo rural que merece el olvido del que es víctima. Un motel de no más de veinte habitaciones pequeñas. Al frente, el nombre sobre un rótulo giratorio sostenido por un poste de proporciones exageradas, como un gran estandarte del absurdo. Un motel sin su nombre intermitente en luces de neón. Un motel sin luces de neón es como una ciudad sin tren. Ella duerme desnuda en posición accidente-de-tránsito. Al pie de la cama, la observa unos segundos y sale a nada, sale por inercia. Lo atraen los fluorescentes y las tres o cuatro personas de la cafetería al otro lado de la calle. El animal gregario. En cuestión de minutos está sentado en la barra, revolviendo el café con su lápiz Mongol 2, del lado del borrador. Afuera, como corresponde, empieza a llover. Es la época del año que los entendidos llaman estación lluviosa, porque invierno es un término demasiado primer-mundo para esta parte del planeta.

Hubo alguna vez trenes que atravesaron esta misma lluvia, estas mismas llanuras interrumpidas por colinas bajas, vagones con su bamboleo hipnótico, transportando a los felices, los infelices, los arrepentidos, los soberbios, los celosos, los inofensivos, los traicioneros, los idiotas, a destinos ordinarios, remedos de estaciones donde algunos eran recibidos y festejados en casas de una planta y televisor de 21 pulgadas, perro, gato y virgencita con su altar. Hoy día, con cada vez menos frecuencia, cruza los rieles un cabús chirriante y oxidado, lento, como un cometa mecánico en dirección contraria al porvenir.

Al cabo de tres cuartos de hora, lo adormecen el arrullo de la lluvia y el, cada vez más débil, rumor de la cafetería. Pero la sospecha del arrepentimiento es más poderosa que el sueño. La convicción de vivir, en la persona equivocada, la vida equivocada. Aquí, en otro hotel de paso, sitiado por la lluvia, con la llave del cuarto 4 en el bolsillo, la mujer que ya no conoce durmiendo para poder estar sola, en un local que lo dice todo de sus huéspedes, en un país que a pesar de no tener futuro, convirtió sus trenes en cosa del pasado.

De Asfalto. Un road poem, pp. 19-20

Luis Chaves (San José, 1969). Poeta y traductor. Estudió Economía Agrícola en la Universidad de Costa Rica. Se ha dedicado a la traducción y colabora con distintos periodicos y revista. Fue miembro fundador y co-editor de la revista Los Amigos de lo Ajeno. En 1997 ganó el I Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz; en el 2001 obtuvo una mención en el Premio Internacional de Poesía del Festival de Medellín y en el 2004 ganó el III Premio Internacional de Poesía Fray Luis de León. Ha publicado seis poemarios: El anónimo (San José: Ediciones Guayacán, 1996); Los animales que imaginamos (San José: Ediciones Guayacán, 1997 y México: CONACULTA, 1998); Historias Polaroid (San José: Ediciones Perro Azul, 2000); Cumbia (versión preliminar de Chan Marshall, Buenos Aires: Eloísa Cartonera, 2003); Chan Marshall (Madrid: Visor Libros S. A., 2005) y Asfalto. Un road poem (San José: Ediciones Perro Azul, 2006); y la compilación Antología de la nueva poesía costarricense (Ecuador: Línea Imaginaria, 2001).

Comentarios

depeupleur ha dicho que…
Aquí voy a tener que disentir con vos Gustavo, porque estos no son dos poemas, sino un poema y un capítulo de una novela corta. Que un poeta le ponga a su novela corta el subtítulo de Poem no la convierte en poesía. La novela Asfalto, A Road Poem, tiene personajes, trama, inicio, desarrollo y desenlace, esta escrita en prosa, en fin, no hay forma de esgrimir la idea de que es un poema.
Anónimo ha dicho que…
Juan, no te imaginás, jeje, pero cuando pensaba cómo titular el post y qué textos poner, recordaba que vos definías "Asfalto" como una novela corta, y me dije: "probablemente Juan vendrá por aquí para poner los puntos sobre las íes", y bueno, la respuesta fue rápida.

Ciertamente hay elementos que se podrían debatir, y en el caso de Chaves, sobre el texto "Moteles...", también podría argumentarse que se trata de uno de los artículos que publicaba como tales en periódicos.

Por otro lado, muchos poemas tienen personajes, trama, etc.; lo cual tampoco excluye tales elementos de la poesía.

Con Alí pasa similar, sobre todo en su libro "Las fases de la luna": el juego entre poema en prosa, ensayo y cuento se sutil, y creo que algo similar, aunque en otro tono, pasa con "Asfalto".

Pero en fin, por eso muchas veces prefiero usar el concepto de "texto", que es más amplio.

Saludos.
Alexánder Obando ha dicho que…
Lo cierto es que ambos textos son sorprendentemente similares en tono y atmósfera.

Con respecto al asunto de género, si dejamos por fuera la verisficación, estamos ante una frontera muy difusa, al menos en lo que compete a la literatura contemporánea. Por eso también se han forjado etiquetas como "poema en prosa" y "poesía narrativa". Y además, debe haber un sin fin de tonos intermedios que nos resulta difícil discernir.

"La Ilíada" es *oficialmente* un poema, pero la dos veces que la he leído, la he leído como una maravillosa novela. Mientras tanto, ese fragmento de Chaves se puede leer de ambas formas.

En la literatura actual, es decir, en la literatura no comercial, esa frontera intergenérica no tiene la importancia que solía tener. En tanto mucha de la poesía civil, beat, coloquial y exteriorista de hoy se nos "comporta" como narrativa, mucha narrativa contemporánea (Ulises, La Olas, Arcadio) se nos empieza a "comportar" como poesía.

Sin menoscabar sus respetables opiniones... a mí en realidad lo único que me interesa y me preocupa es la calidad del texto.
Germán Hernández ha dicho que…
Coincido contigo Alex, la frontera de los géneros es tan difusa hoy como ayer, quien se atenga a la taxonomía fragmenta y disloca la obra de arte, naufraga en una autopsia irreversible...

Acaso un "gato" no es un "gato"?

;-)
depeupleur ha dicho que…
Uno podría aceptar que discutir el género de una obra es una industria inútil como disertar sobre el sexo de los ángeles, si no fuera porque el género literario es una categoría mental que se usa a diario para navegar la literatura, para hablar y discutir sobre ella, para entenderla, que modifica y predispone nuestra lectura y que orienta y predispone la propia creación a manos del autor. Puede resultar cómodo mirar para otro lado de vez en cuando para que se escape algún cordero predilecto del corral, pero no por eso podemos tapar el sol con un dedo: los géneros existen, es algo que toda persona que se diga a si mismo poeta o narrador acepta intrínsecamente.


Los autores que se andan en las lindes entre géneros en el país no son muchos, y no por eso es difícil identificar lo que hacen. Las prosas antropófagas de Mainor González son poesía, las prosas de Silvia Piranesi son poesía, Las fases de la luna de Alí Víquez es poesía (sea que la página esté en prosa o en verso).

Con Asfalto, como en tantas otras cosas en la literatura, se está haciendo una lectura desde el Autor, asumiendo su intención o su historia como punto de partida de la lectura. O dicho de otro modo, si el libro fuera de Rodrigo Soto nadie diría que es poesía.

Ahora, aceptando, y a pesar de la puya de Germán de que quien se agota en el ejercicio taxonómico se pierde de casi todo en la literatura, me gustaría a mi saber que le permite a uno decir con propiedad (fuera del ámbito de la opinión provocadora) que un texto determinado es un poema y su autor un poeta, y otro no?

PS. para ejemplo de los excesos excéntricos a los que lleva esta práctica, alguien le decía a Alex que su primera novela era en realidad un poema. Por favor...
Anónimo ha dicho que…
Álex: los ejemplos que señalás aportan a esta discusión, y podríamos seguir haciendo crecer la lista. Por ello, creo que todos concordamos en que lo importante es la calidad del texto.

Germán: en ese punto no concuerdo. Ahora bien, cierto, muchas veces el académico termina por hacer meras taxonomías vacuas, superfluas, y eso sí debe evitarse, porque nada tendrá que ver con la obra.

Juan: en mi caso, no conozco a Luís, entonces no sé cómo ha presentado él el texto. Ahora, si te referís al subtítulo, pues sí, puede que este paratexto, como programador, nos condicione ¿erróneamente? Sin embargo, creo que las fronteras entre lo que se puede considerar poema en prosa, artículo, reflexión, aforismo y hasta cuento, ya han formado parte del trabajo de Luis, al menos en periódicos; de ahí que yo haya deliberadamente optado por ponerle la etiqueta de poema a un texto que, como díría Luis, "a todas luces es prosa".

En este sentido, siempre es posible discutir y ubicar un texto en uno u otro lado, lo cual no daña ni hará que se determine su calidad, sino que servirá como trabajo de exégesis literaria.
Efectivamente, los géneros literarios forman parte del quehacer literario, sea que se transgredan, rearticulen, difuminen, etc.

Saludos a los tres y gracias por la discusión y las visitas.
Carolina ha dicho que…
Pues antes de leer los comentarios me dije: esto es un cuento crónica. Un cuento con atmósfera Sheppard. Y al ingresar en la sala de los comentarios me he encontrado con que ya se había armado la discusión sobre este punto.
Anónimo ha dicho que…
Buenos textos, gracias.
Alexánder Obando ha dicho que…
Aviso (spoiler): viene digresión.

Alguien me ha preguntado recientemente por qué me he aficionado tanto a los blogs y he dejado de leer, por ejemplo, buena parte de la prensa escrita. La respuesta son ustedes, o más propiamente, *nosotros*.

¿Cuándo verán ustedes en nuestra prensa cultural una discusión sana entre amigos? Y por sana quiero decir, una discusión donde no hay miedo de decir nuestra verdad sin que esta termine "editada"; no hay miedo de estar en desacuerdo con los amigos; participa quien quiera; se nutre fuertemente con la óptica de nuestros amigos extranjeros y, por último, no es una opinión que se debe sesgar en pro de los intereses de algún magnate de la prensa.

Nosotros estamos haciendo lo que la prensa "seria" debería estar haciendo.

Ahora bien, eso es solo en nuestro campo, un oficio más o menos inocuo. Imagínense ustedes como andará la cosa de "la verdad" en la prensa que se dedica a los temas políticos. Debe ser escalofriante.

Fin de la digresión. Gracias. ;)
Germán Hernández ha dicho que…
Je, bien, fui en suma escueto, y otra vez vuelvo a concordar con Alex sobre la dignidad que tiene esta sabrosa discución entre interesados y amigos. (Esta vara ya parece foro, en hora buena!!!)

en literatura el axioma es el Texto, luego llámese como quiera, ¿quién se atreve a contradecir a quien le parezca cuento o glosa o poema tal o cual texto?

Me resulta indiferente, acaso en literatura no estamos mortalmente limitados por esa monstruosa linealidad al escribir? y acaso la realidad es lineal?

las formas en todo caso no prexisten, y más bien conforme se forjan se incorporan, a mucha gente todavía le cuesta llamar novela por ejemplo a Abrapalabra de Luis Britto García, y yo no les reprocho nada, llámenlo como quieran...

Insisto, el trabajo "forence" no es capaz de recomponer en dignidad ni esencia el axioma básico que es el Texto una vez que lo descompuso en partes...

un "gato" es un "gato" a pesar de él mismo.

;-)
Esteban U. ha dicho que…
Concido en lo refrescante de estas discusiones.

Yo pensaría en no perder de vista lo que tiene de interpretación una clasificación. De entrada, la primera clasificación de la que todos partimos aquí sin aparentemente cuestionarla es “literatura”, como género discursivo. Algunas de mis diferencias de fondo con la sociocrítica que llegó a la UCR tiene que ver justamente con su definición (algo apriorística a mi parecer) de lo literario como lenguaje “no ordinario”, “no cotidiano”. No se habla en literario como se habla en la calle, dicen ellos.

Vuelvo al punto: arriesgar una clasificación como poesía o cuento es un inicio de interpretación. Coincido con Murdock en un punto: no nos engañemos en pensar que no clasificamos los textos de ninguna manera. Si cualquier cosa puede ser poesía, pues ahí está implícita una idea sobre lo poético.

Quizás es más interesante hacer teoría, o sea, reflexionar sobre las implicaciones a la hora de leer, de nuestras propias posiciones sobre los géneros. Es decir, leer nuestra propia teoría al respecto como punto de partida para leer.

Otra manera de verlo sería darles sustancia a los géneros. Ahí yo no me apunto. Con convertirlos en sustancia estoy pensando en pensar que un género existe en la realidad como un objeto cualquiera tridimensional, por así decirlo. Como si los textos tuvieran características intrínsecas, como los elementos de una tabla periódica, o el genoma de los seres vivos. (E incluso estos dependen de un aparato simbólico, no son realidades “directas“ aunque tampoco son “realidades textuales”).

A veces es más interesante contrastar los criterios que empleamos para clasificar, que intentar definir una clasificación válida, dando por hecho la posibilidad de que exista una clasificación válida. (Aquí, claro está, arriesgo ya algo de mi propia idea sobre los géneros).

Ahora, siempre sin perder esto de vista, es muy interesante que Chaves justamente, no puedo creer que por casualidad, le pone de subtítulo a su libro una referencia al género literario.

Ese subtítulo tiene varios aspectos llamativos: su cercanía semántica con el asfalto (algo así como asfalto es a palabra como road a poem, su causa material), el uso del inglés, pero de momento yo iniciaría con su presencia misma. ¿Por qué un subtítulo que diga de qué género se trata?

Si el género no le importa (como en la opinión de Germán), ¿para qué molestarse en aclararlo? Si los llamara “road (short) stories” o “cuentos de la carretera”, ¿serían buenos cuentos? ¿O son mejores “no-poemas” que cuentos propiamente?

Es como si Alex le hubiera puesto a su paraíso la etiqueta de “novela” o “novela algo”. Para muchos, hacía falta. Es el tipo de etiqueta que se usa justamente cuando el asunto no está claro para nada, como esas personas que se la pasan hablando de sí mismas todo el tiempo.

Lo irónico es que Luis, en una entrevista, dice que lo de poesía está “solo en la ficha catalográfica” (http://www.nacion.com/ln_ee/2006/noviembre/28/aldea910435.html). Esa es la desfachatez que me gusta...

Agrega Luis en esa entrevista que lo de “poem” fue “bastante arbitrario”, aunque el texto no cabe ni siquiera “en el formato tradicional de poesía en prosa”. O sea que está de acuerdo con Murdock.

Y sin embargo fue el género que quiso usar. ¿Por qué? Su respuesta ahí se queda corta, no sé si se habrá referido al tema en otro lugar.

De momento, dejo esta lectura acá. Solo agregaría que además de intentar clasificar el texto, también podemos intentar el subtítulo de la misma manera que otro poema, tal vez más allá de verlo como paratexto programático. Quizás, solo quizás, el texto nos pretende decir algo con eso.
Anónimo ha dicho que…
Esteban: gracias por sumarte a esta causa cuasi perdida intergénerica.

Lo que vamos viendo, y ya que vos citás de nuevo al autor, es que parece que Chaves se ha salido con la suya (con mi ayuda al etiquetarlo como "poema") y uno de sus textos provoca una rica discusión como esta. Por lo demás, si él ha leído el post y los comentarios, imagino que se estará deleitando.

Volviendo al título, me parece (e imagino que todos concordamos) que es simplemente un homenaje a la cultura pop y sus road movies. Nada más. Hay una historia de una pareja de viaje, y como no es película, pues simplemente es literatura; pero "road literature" no suena muy bien, ¿verdad?

Ahora bien, llama la atención que llevemos ya más de diez comentarios y prácticamente no se ha dicho mucho sobre el texto: nadie ha manifestado si le gusta o no le gusta; nadie ha realizado su autopsia, como dice Germán.

¿Será que en la idea de que "el lenguaje es el mensaje", el título-subtítulo-etiqueta es lo único que podemos leer? ¿Efectivamente funciona aqui el vacío y lo único que tenemos es la fachada? ¿O es qu epreferimos evitar meternos en un terreno aún más pantanoso?

Discutir sobre el género es una de las formas de empezar a acercarse al texto, pero luego debe venir el análisis (sea simbólico, semiótico, discursivo, etc.).

Saludos.
Esteban U. ha dicho que…
Si el título es “simplemente” un homenaje, eso es una interpretación. Algo taxativa, pero despues de cierto punto seguro todas lo son. Y está bien que así sea.

Por mi parte, evito intentar llegar a eso que un texto sería “simplemente” si eso significa alinearse con una interpretación en la que todos concordemos, única. ¿No sería ese punto de coincidencia el fin de todo ejercicio de lectura?

Mi referencia al autor tenía dos propósitos, ya los dije, los vuelvo a destacar: a) la ironía de que coincida con Murdock en que no es poesía (divierte, vamos); b) los límites de lo que el autor puede decirnos sobre “road poem” (y no lo contrario, como parecés interpretarlo), limitación que inaugura la posibilidad de leer. Que es a lo que intento ir cada vez.


¿Road = poem?


PS.
Y bueno, los textos me gustan, más el segundo. Más exactamente: prefiero el libro “Asfalto” que “Los animales...”. Lo que no entendí fue tu discurso sobre las fachadas y los pantanos...
Anónimo ha dicho que…
Esteban: efectivamente, cuando digo que el título es "simplemente" un homenaje, es una interpretación. Cuando afirmo que imagino que todos concordamos, no es con el afán de cerrar las vías de análisis (¿o por "fin" te referías a objetivo?). Ahora bien, sinceramente no le veo más vuelta de hoja, o le veo poca cuerda a los posibles significados. Que uno pueda extenderse sobre ellos ya sería otro asunto.

Las referencias al autor que hiciste me parecen válidas y como tal las tomé. Lo que plantea Juan está bien fundamentado, aunque su coincidencia con el autor me hace sospechar que ya tenía otro tipo de información antes de leer el texto.

Respecto de esa información, precisamente en la entrevista que nos facilistaste, Chaves indica que a lo mejor la idea de poner "poem" era una manera deliberada de transgredir lo que usualmente significa o es considerado "poesía". Así, nuevamente sería él quien deja la puerta abierta para que el texto se lea como poesía.

La metáfora a la que aludís (¿Road = poem?) la contesto afirmativamente, en esa idea de un texto como camino, más que como llegada.

Lo de las fachadas era referencia a que si uno se queda en el título es por miedo a entrar o porque detrás no hay nada. Lo de pantanoso es porque el tema es más embrollado aún, y ciertamente nos cuesta opinar sobre poemas, y decir tal o cual es feo, malo, bonito o bueno. Sé que dirán que la poesía no es nada de eso, pero lo cierto es que todos, en nuestro fuero interno, juzgamos de tal manera, y solo cuando empezamos a anlizar empezamos a definir otras categorías. Las primeras son válidas porque cada quien hace lo que guste; las segundas son necesarias porque la literatura es un problema intelectual, no del corazón (pero de que este juega, juega).
Esteban U. ha dicho que…
Lo del género me resultaba importante en este texto en particular, por el subtítulo, que es contradictorio. Mi afán no es taxonómico sino teórico, como suele ser. A veces es muy interesante entrar en un texto por un punto donde su consistencia se fractura (lo que algunos teóricos llaman “muerte del autor”).

Y bueno, en realidad sí me gusta embarrialarme; pero para comentar más ampliamente ese poema, y en general cualquiera, necesito más tiempo de lectura, y más trabajo intelectural, como bien decís.

El texto empieza con la corrección de un eufemismo, de hotel de paso a motel. (¿Habría alguna referencia al hotel de paso de Boccanera?) Esa corrección del eufemismo parece una aletheia, un concepto de verdad implícito como “des-velar” o “des-ocultar”, y además parece que el tipo tampoco duerme muy bien, se desvela igualmente: se da cuenta de sus equivocaciones de vida.

En los textos de Chaves es frecuente este recurso de la corrección del eufemismo como aletheia. Quizás por la lentitud con que eso ocurre yo acabaría por conceder que hay un elemento común entre Asfalto y Polaroid que no es de género, aunque Polaroid acaba con unas prosas anticipatorias.

La idea de verdad como aletheia quizás aparecería cuestionada en un análisis retórico; quizás no –de momento no tengo el tiempo para intentar ese trabajo–, pero sí se reitera en la referencia al tren, al futuro, al país.

Si en este punto pensamos que road poem se conecta semánticamente con hotel de paso... ¿qué pasa si leemos (podemos hacerlo) road poem también como eufemismo? ¿Y eufemismo de qué?

Bueno, una posibilidad es la que intenté sugerir, de leerlo como metáfora (road = poem) y no como género (road + poem). Pero las posibilidades son muchas. No son todas, pero sí muchas.

De momento acá lo dejo. También tengo algunas ocupaciones (brete), en las que invertir (malgastar) mi tiempo actualmente.
depeupleur ha dicho que…
Regreso para comentarte que no tengo info adicional proporcionada por Chaves y que la lectura que había hecho aquí ( http://depeupleur.blogspot.com/2007/11/asfalto-luis-chaves.html) no recibió de Chaves ni aprobación, ni repudio, ni comentario, por lo que sé más ahora (con la entrevista que enlazó Esteban) de lo que sabía antes sobre las razones de Chaves para el subtítulo.

Especular sobre la intención del autor es un oficio nefasto y poco popular entre posestructuralistas y Nuevos Críticos, pero como yo no tengo dogmas me atrevo a decir que aquí Chaves tal vez tenía como intención causar una reacción similar a esta que vamos comentando, una actitud iconoclasta y provocativa que le es muy propia. Por otra parte es dudoso que a un narrador que no escribiera poesía se le ocurriera poner ese subtítulo. Es posible que el original fuera un poemario, puede que en la evolución notoria que menciona Esteban que ya se nota en Historias Polaroid (que también tiene un titulo paradójico en cuanto al género) y que en Chan Marshall Chaves articula con toda claridad ("Porque escribir en verso lo que a todas luces es prosa") se complete aquí como un transito de estilo, guiado por la sensibilidad más que por la pura preocupación formal o taxonómica. Por otra parte no es imposible que Chaves lo escribiera en prosa como novela corta, pero lo sintiera como un poema, o en otras palabra, no disímil en el acto creativo, en su génesis, de sus otros poemas.

Ya aparte de lo que tratara de hacer o no hacer Chaves y de la lectura del texto dentro del corpus del ¿Road Art? (Road Poem, Road Novel, Road Movie) que fue la que yo esgrimí en mi reseña, me interesa más la lectura del metatexto que hace Esteban (road=poem), que podría provocar una lectura de la obra como una alegoría de un transito por la obra de Chaves más que un transito en el espacio físico. En esa lectura hay capítulos que visitan temas, tropos, imágenes, tecnologías, relaciones, sensaciones y sentimientos que atraviesan toda la obra de Chaves y se ve un tránsito desde un inicio de un viaje optimista en su relación con la otra (¿la poesía?) que termina en un desencanto mutuo y una separación final. Esa idea de la relación que se desgasta no es ajena a la idea que transmite el titulo mismo, Asfalto, que remite a materiales abrasivos y calientes que permiten el transito so pena de un inevitable desgaste y que no es un ambiente amigable a los humanos, o en este caso, a la poesía.
Anónimo ha dicho que…
Esteban: creo que es muy válida tu lectura y tu referencia al concepto de aletheia. En el texto del motel, como otros similares de Luis, yo agregaría que esto se da por la presencia de la ironia como mecanismo develador; es decir, siguiendo a Paz, la ironía como aquello que revela el anverso vacío, o bien, como lo opuesto a la metáfora.

En este sentido, un primer acercamiento sería precisamente que decir "hotel de paso" es metaforizar, mientras que cambiarlo por el aparentemente más preciso o claro de "motel", es generar un proceso irónico como método crítico.

Luego, este elemento irónico se carga hacia el final de los textos con un dejo nostálgico, que en términos de efectividad lírico-narrativa, nos enfrenta con la pérdida, y por ende, con el vacío.

Saludos.

P.D. Eso del brete no deja nada, sobre todo porque (como le comentaba en una ocasión a Álex) por una extraña manía, los jefes suelen creen que uno está obligado a cumplir lo que ellos dicen.
Anónimo ha dicho que…
Está bien, Juan, pero tenía derecho a mis sospechas, jeje.

Comentarios atrás, le decía a Esteban que uno de los elementos curiosos, más allá de los textos, era que probablemente Luis, de leer esto, se estaría regocijando por lo que provoca uno de los suyos. También hacía mención a esa frase tomada de "Chan Marshall" que vos citás, sobre la oposición verso/prosa.

De los libros de Luis, "Polaroid" es uno del que solo he podido leer poemas sueltos, pues no lo tengo, entonces no puedo seguir la pista o relación con "Asfalto".

En tu reseña de "Red Cultura", también afirmaba que lo que usualemente Luis nos presentaba como poesía no terminaba de cuajar conmigo, mientras que sus "prosas" me parecían muy, muy buenas.

Tales prosas, dispersas en periódicos, en su blog, y ahora en "Asfalto", tienen mucho de ejercicios, juegos entre el cuento, el poema en prosa, la poesía, el artículo periodístico y hasta el aforismo; y definitivamente su obra impone un problema de géneros.

Por eso, también me parece muy acertada esa lectura que hacés de leer el título, o el libro, como metáfora del tránsito-viaje-paso de un texto a otro, de un libro otro en su obra.

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