
Padezco la pasión por la literatura, la música y el cine; sin embargo, poco he dedicado el blog a los dos últimos, lo cual intentaré remediar este año, mediante reseñas o críticas. Y aquí va la primera, el último film de Coppola: Youth Without Youth (Juventud sin juventud).
Youth Without Youth, de Francis Ford Coppola
Ficha técnica:
País: Estados Unidos, año: 2007, duración: 124 minutos
Guión, producción y dirección: Francis Ford Coppola
Basada en la novela homónima de Mircea Eliade
Protagonistas: Tim Roth, Bruno Ganz y Alexandra Maria Lara
Música: Osvaldo Golijov
Cinematogafía: Mihai Malaimare Jr.
Edición: Walter Murch
Producción: American Zoetrope
Distribución: Sony Pictures Classics (Se consigue en Videomanía)
Francis Ford Coppola es, sin dudarlo, uno de los directores más representativos de las últimas décadas; desde la saga de El padrino, pasando por Apocalípsis ahora, hasta su versión de Drácula, con algunas cintas menores o de irregular calidad, ha consolidado una carrera y un nombre en el mundo del cine. Así, diez años después de The Rainmaker (EE.UU., 1997), cinta prescindible basada en una novela de John Grisham, regresa con otra adaptación, esta vez del pensador rumano Mircea Eliade, más conocido por su gran obra Tratado de historia de las religiones.
La película nos ubica en Rumanía, en 1938, y cuenta la historia de Dominic Matei, lingüista dedicado a la “obra de su vida”, una investigación sobre el origen del lenguaje y la conciencia humana. Matei está convencido de que ha fracasado, por lo que decide acabar con su vida y para hacerlo viaja a Bucarest. Entonces, a sus setenta años es alcanzado por un rayo que, en lugar de matarlo, le da la capacidad de rejuvenecer al menos unos treinta años, junto con una memoria prodigiosa y un intelecto privilegiado, cuya principal característica es conocer el contenido de los libros y hablar idiomas que nunca ha estudiado.
De esta manera, la trama o premisa del film resulta atractiva desde todo punto de vista; sin embargo, conforme vamos avanzando, notamos que en ningún momento se logra profundizar en las temáticas o en el desarrollo de los acontecimientos. Por ejemplo, luego de que la comunidad científica busca a Matei para estudiarlo, el partido nazi hace lo propio, sin éxito, valga señalar, y veinte minutos después hemos olvidado que esto sucedió o en todo caso, no entendemos su relevancia. De igual forma, los temas que se van desgranando: el origen del lenguaje, el tiempo, el doble, la reencarnación, y hasta el súper hombre, solamente son enunciados, sin plantear ninguna posibilidad de resolución o hipótesis creativa para preguntas sin respuesta. Se podría asumir que Coppla pretende, a cada minuto, derrumbar las presunciones que uno ha hecho para entender el texto, pero esto simplemente no es así, porque la conexión se pierde y no por un aspecto lúdico, sino sencillamente por falta de enfoque. Aún así, el final mejora bastante y logra amarrar ciertas ideas y darle cuerpo a las múltiples posibilidades, gracias a la alegoría del sueño.
A lo anterior podemos agregar que Matei debe viajar sin identidad fija, desde Gibraltar a Malta y la India. En medio de todo esto surge la trama amorosa: Laura, ex pareja de Matei, muere al dar a luz; pero reaparece como Verónica, quien también es alcanzada por un rayo, momento en que salen a relucir sus vidas anteriores, especialmente aquella como Rupini, reina de la India. Estas regresiones parecen ser la clave para descubrir el protoloenguaje, pues cada noche Verónica retrocede más hasta llegar a las lenguas mesopotámicas. Matei (quien para este momento se hace llamar Martin Audricourt) se da cuenta de que cada día Verónica envejece, y a falta de una noche para descubrir el origen del lenguaje, le comunica a ella que debe dejarla, para que esta pueda recuperar su juventud y hermosura. Tal accionar por parte de Audricourt, esta moral que surge a las puertas de completar su obra no es verosímil, porque la trama amorosa tampoco ha sido tan fuerte como para que lo haga abandonar su objetivo.
Finalmente, ya en 1969, Matei decide regresar al Café Select, lugar que en su juventud frecuentaba. Llega aún joven y se reencuentra con sus viejos (efectivamente viejos) amigos, quienes aparte de no sorprenderse de ver a Matei joven, no comprenden nada de lo que él comenta. Entre los temas que toca Matei está la fábula de Chuan Tsu y la mariposa, y para no arruinar el final a aquellos que nos les gusta saberlo previamente, diremos que por aquí (y en su pasaporte) anda la clave del film.
En síntesis, podemos decir que es una película aceptable y con un buen nivel de producción, cuyos temas son atractivos pero lastimosamente desperdiciados. Y bueno, no es de extrañar, pues sinceramente es difícil ver directores gringos capaces de desarrollar temas filosóficos con profundidad. Uno no puede menos que imaginar esta trama en manos de Bergman. Asimismo, la música y la cinematografía son de altísima calidad. Queda entonces hecha la recomendación, y a esperar este año la llegada de Tetro, el nuevo proyecto de Coppola. Y a ver si en algún momento logra realizar la que podría ser la “obra de su vida”, "Megalópolis".
Alajuela, 5 de enero de 2009
Ficha técnica:
País: Estados Unidos, año: 2007, duración: 124 minutos
Guión, producción y dirección: Francis Ford Coppola
Basada en la novela homónima de Mircea Eliade
Protagonistas: Tim Roth, Bruno Ganz y Alexandra Maria Lara
Música: Osvaldo Golijov
Cinematogafía: Mihai Malaimare Jr.
Edición: Walter Murch
Producción: American Zoetrope
Distribución: Sony Pictures Classics (Se consigue en Videomanía)
Francis Ford Coppola es, sin dudarlo, uno de los directores más representativos de las últimas décadas; desde la saga de El padrino, pasando por Apocalípsis ahora, hasta su versión de Drácula, con algunas cintas menores o de irregular calidad, ha consolidado una carrera y un nombre en el mundo del cine. Así, diez años después de The Rainmaker (EE.UU., 1997), cinta prescindible basada en una novela de John Grisham, regresa con otra adaptación, esta vez del pensador rumano Mircea Eliade, más conocido por su gran obra Tratado de historia de las religiones.
La película nos ubica en Rumanía, en 1938, y cuenta la historia de Dominic Matei, lingüista dedicado a la “obra de su vida”, una investigación sobre el origen del lenguaje y la conciencia humana. Matei está convencido de que ha fracasado, por lo que decide acabar con su vida y para hacerlo viaja a Bucarest. Entonces, a sus setenta años es alcanzado por un rayo que, en lugar de matarlo, le da la capacidad de rejuvenecer al menos unos treinta años, junto con una memoria prodigiosa y un intelecto privilegiado, cuya principal característica es conocer el contenido de los libros y hablar idiomas que nunca ha estudiado.
De esta manera, la trama o premisa del film resulta atractiva desde todo punto de vista; sin embargo, conforme vamos avanzando, notamos que en ningún momento se logra profundizar en las temáticas o en el desarrollo de los acontecimientos. Por ejemplo, luego de que la comunidad científica busca a Matei para estudiarlo, el partido nazi hace lo propio, sin éxito, valga señalar, y veinte minutos después hemos olvidado que esto sucedió o en todo caso, no entendemos su relevancia. De igual forma, los temas que se van desgranando: el origen del lenguaje, el tiempo, el doble, la reencarnación, y hasta el súper hombre, solamente son enunciados, sin plantear ninguna posibilidad de resolución o hipótesis creativa para preguntas sin respuesta. Se podría asumir que Coppla pretende, a cada minuto, derrumbar las presunciones que uno ha hecho para entender el texto, pero esto simplemente no es así, porque la conexión se pierde y no por un aspecto lúdico, sino sencillamente por falta de enfoque. Aún así, el final mejora bastante y logra amarrar ciertas ideas y darle cuerpo a las múltiples posibilidades, gracias a la alegoría del sueño.
A lo anterior podemos agregar que Matei debe viajar sin identidad fija, desde Gibraltar a Malta y la India. En medio de todo esto surge la trama amorosa: Laura, ex pareja de Matei, muere al dar a luz; pero reaparece como Verónica, quien también es alcanzada por un rayo, momento en que salen a relucir sus vidas anteriores, especialmente aquella como Rupini, reina de la India. Estas regresiones parecen ser la clave para descubrir el protoloenguaje, pues cada noche Verónica retrocede más hasta llegar a las lenguas mesopotámicas. Matei (quien para este momento se hace llamar Martin Audricourt) se da cuenta de que cada día Verónica envejece, y a falta de una noche para descubrir el origen del lenguaje, le comunica a ella que debe dejarla, para que esta pueda recuperar su juventud y hermosura. Tal accionar por parte de Audricourt, esta moral que surge a las puertas de completar su obra no es verosímil, porque la trama amorosa tampoco ha sido tan fuerte como para que lo haga abandonar su objetivo.
Finalmente, ya en 1969, Matei decide regresar al Café Select, lugar que en su juventud frecuentaba. Llega aún joven y se reencuentra con sus viejos (efectivamente viejos) amigos, quienes aparte de no sorprenderse de ver a Matei joven, no comprenden nada de lo que él comenta. Entre los temas que toca Matei está la fábula de Chuan Tsu y la mariposa, y para no arruinar el final a aquellos que nos les gusta saberlo previamente, diremos que por aquí (y en su pasaporte) anda la clave del film.
En síntesis, podemos decir que es una película aceptable y con un buen nivel de producción, cuyos temas son atractivos pero lastimosamente desperdiciados. Y bueno, no es de extrañar, pues sinceramente es difícil ver directores gringos capaces de desarrollar temas filosóficos con profundidad. Uno no puede menos que imaginar esta trama en manos de Bergman. Asimismo, la música y la cinematografía son de altísima calidad. Queda entonces hecha la recomendación, y a esperar este año la llegada de Tetro, el nuevo proyecto de Coppola. Y a ver si en algún momento logra realizar la que podría ser la “obra de su vida”, "Megalópolis".
Alajuela, 5 de enero de 2009
Comentarios
Después de escribir esta nota, recordaba que recién se estrenó "El curioso caso de Benjamin Button", de David Fincher, basada en un cuento de F. Scott Fitzgerald, acerca de un hombre que rejuvenece.
Habrá que ver qué tal.
Gracias por pasar, Jairo.
Saludos.
Leandro: cierto, el tema llama la atención de entrada, aunque es raro en estos tiempos. En todo caso, como ya dije, solamente lo presenta, pero no lo desarrolla en lo absoluto ni arroja ninguna idea interesante al respecto.
Y bueno, ya somos dos que no consideramos la versión de Coppola de "Drácula" una maravilla.
Saludos.