
El niño sale a pasear
seguro de su paso y de su risa.
La mariposa revolotea
con ansias sexuales nunca vistas.
El hombre que usualmente atiende
este sitio
se ha dejado soltar dos groserías.
Las mujeres de la esquina
no saben que hoy no tienen suerte.
A pesar de tan desolador paisaje,
las manos buscan
un rinconcito para recorrer la noche,
doblegar la luna
y maldecir al cielo.
Nadie cree en sus testigos.
Todos saben que ya es hora de marcharse.
El silencio es una loza
dibujada en círculos de invierno.
Los primeros en abandonar el lugar
rodean a un perro herido,
y escupen su miseria
como si el tiempo se acabara.
Ahora hay dos maestras
que hacen cuentas de primaria,
más por necesidad que por destreza,
hacen cuentas
y el tedio se anida en sus anteojos.
Pobrecillas,
a su lado la mariposa se detiene.
Hoy están cerradas las ventanas de en frente,
nadie abrió esa puerta del minisuper,
y en el rinconcillo del lugar,
hay un olor extraño,
como a muerte.
seguro de su paso y de su risa.
La mariposa revolotea
con ansias sexuales nunca vistas.
El hombre que usualmente atiende
este sitio
se ha dejado soltar dos groserías.
Las mujeres de la esquina
no saben que hoy no tienen suerte.
A pesar de tan desolador paisaje,
las manos buscan
un rinconcito para recorrer la noche,
doblegar la luna
y maldecir al cielo.
Nadie cree en sus testigos.
Todos saben que ya es hora de marcharse.
El silencio es una loza
dibujada en círculos de invierno.
Los primeros en abandonar el lugar
rodean a un perro herido,
y escupen su miseria
como si el tiempo se acabara.
Ahora hay dos maestras
que hacen cuentas de primaria,
más por necesidad que por destreza,
hacen cuentas
y el tedio se anida en sus anteojos.
Pobrecillas,
a su lado la mariposa se detiene.
Hoy están cerradas las ventanas de en frente,
nadie abrió esa puerta del minisuper,
y en el rinconcillo del lugar,
hay un olor extraño,
como a muerte.
Comentarios
¡Claro que se mentir!