Recién me percato de que hace unas semanas, La Malacrianza publicó una reseña de mis dos últimos poemarios, escrita por Germán Hernández. Gracias a William por el espacio y a Germán por sus palabras. Ahora, aprovecho y la coloco por aquí.
Los delirios y condenas de Gustavo Solórzano Alfaro
Por antonomasia, la nueva poesía de los jóvenes poetas de cualquier tiempo siempre estará en una encrucijada estética: la de romper con el pasado inmediato. Hay otro ámbito característico, existencial, el poeta es como el primer pez que emerge de las profundidades y da su primera bocanada de oxígeno… y piensa que ha descubierto el universo.
Por eso resulta tan curiosa la poesía de Gustavo Solórzano Alfaro, quien nos regala por partida doble dos poemarios: La múltiple forma del delirio y La condena, uno por la EUCR, el otro por la EUNED, y hace pocas semanas presentados en el Instituto Cultural de México.
Es curioso, porque Gustavo, estéticamente, se mueve entre muchos fantasmas. Evidentemente, ha dialogado incansablemente con ellos, y antes de enterrarlos de forma definitiva, ha querido incorporar de ellos todo lo que sea posible. Una plausible clave en la poesía de Gustavo, una clave de lectura nada más, podría ser el simbolismo francés.
En La múltiple forma del delirio, nos encontramos a Gustavo retorciendo y reedificando a partir de materiales ya utilizados en él, tópicos e imágenes recurrentes, una actitud por la creación de espacios imaginarios y estados de ánimo. En ese mismo poemario llegamos al extenso poema “Fijeza de los trenes”, que condensa y a la vez rompe, es el más impuro de los poemas, se desprende solitario del conjunto y nos acecha, un poema cuya autonomía exige muchas lecturas y exploraciones hacia el corazón nostálgico del ticomeseteño. Se podría decir mucho sobre la identidad de lo que no fue, de la invención del costarricense. Finalmente, en un plano más íntimo, la sorpresa, en medio de la embriagadora inercia del presente, donde nada existió y nada fue lo que realmente se pensaba, de que no hubo punto de partida ni destino: “Y yo fijo, mirando la estación, tu figura, / mi propia fijeza al borde de los cielos. / Y nada ocurre, / y todo gira y permanece como si algo nuevo / estuviera por fin a punto de ocurrir. / Pero todo quieto,/ y nada./ Nada pasa por el mundo.” (p. 27)
En La condena, la contención y el asimilamiento. Ahora los ámbitos son concretos, la enfermedad, la pérdida del hermano, el pueblo bucólico, los amigos… un poemario que poco a poco abandona el histrionismo y la grandilocuencia, y quiere ser más como un susurro al oído: “Hay pueblos diminutos / como gotas de sudor, / como lágrimas de Dios, / y aquellos que no lo saben / y crecen/ hasta ser Dios.” (p. 48)
En la poesía de Gustavo sentimos una lucha, está en crisis, huracanes y granizos. La poesía propuesta por Gustavo no es concluyente, está sangrando y retorciéndose, muchas cicatrices la esperan, muchas relecturas. Lo bueno es saber lo que está germinando ahora mismo. El lenguaje nunca podrá reinventarse, se devora y fallece, una tarea humana y cotidiana será rescatarlo.
Su propuesta sigue en pie, es un proyecto de transformaciones… algo particularmente exquisito en la poesía de Solórzano Alfaro es su ritmo, es poesía líquida que fluye, poesía que se puede leer en voz alta y que le devuelve al texto su capacidad orgánica. Se vuelve discurso, y no acumulación de fonemas. La fórmula es muy sencilla: las viejas herramientas de la gramática y la sintaxis correctamente empleadas y bien aprovechadas… una demostración de que no hay por qué desdeñarlas gratuitamente.
A Gustavo le corresponde ahora enterrar sus muertos, quemar sus naves, olvidar la estación de trenes clausurada, ¿cuál será su horizonte? Eso le toca a él descubrirlo, mientras tanto, entre bestiecillas viscosas que abren sus fauces al mundo, evolucionan, pierden sus escamas y les nacen patas, garras y pesuñas, los delirios y condenas de Gustavo son un pequeño remanso en el que se puede descansar antes de continuar la búsqueda.
Germán Hernández
Escritor
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Comentarios
Saludos
Y buena suerte con la nueva plantilla.
Alexánder: palabras amables del amigo Germán. Y a ver cómo me va con esta plantilla.
Leandro: sigue siendo complicado. Al no manejar el lenguaje html, no queda más que probar a ver qué sale.
Saludos a los tres y gracias por pasar
Saludos
Saludos y gracias por pasar
Saludos