Se podría decir que este fue un buen año. ¿En serio? Bueno, puede ser, ¿por qué no? El 2010 trajo consigo novedades literarias y novedades editoriales que me parece necesario recordar.
En el ámbito de la poesía, como es usual, hubo mucho movimiento: festival internacional de poesía, lecturas regulares en diversos sitios, nuevos libros y una nueva editorial. Pero lo importante es la calidad que prevaleció.
Dentro de los títulos que podemos destacar están, en orden alfabético, los siguientes: Ángeles para suicidas, de Alexánder Obando; Confesión de parte, de Alí Víquez; Insomnio, de Juan Hernández; Vehículos pesados, de Alfredo Trejos; Vida ajena, de G.A. Chaves y Vivo delirio, de Joan Bernal Brenes.
Y en el campo editorial, destaca la aparición de Ediciones Espiral y su Colección Fin del Mundo, que publicó dos títulos: Emigrar hacia la nada, de Sebastián Arce Oses y Corazón de los días, de Esteban Alonso Ramírez.
También, en Guatemala se gestó Catafixia Editores, que publicó dos obras ticas: Modelo T. Antología personal. 1999-2009, de Alfredo Trejos y Estación Tropical, de Diego Mora.
Y esta semana que recién termina, dos trabajos más que aún no hemos leído: Karaoke 10, de Ricardo Marín y La quinta esquina del cuadrilátero, de Paola Valverde Alier.
Y claro, la narrativa no se queda atrás, y este año ha tenido un empuje vital: la consolidación del sello Uruk Editores, de Óscar Castillo, con novelas como Ciudad de Alado, del salvadoreño Mauricio Orellana o Faustófeles, de José Ricardo Chaves, que acaba de ser galardonada con el premio de la Academia Costarricense de la Lengua. También, en su Colección Ditsö, vimos las obras Los niños muertos, de Lía Crous (seudónimo de Laura Casasa) y Cuando la muerte no alcanza, de Geovanny Debrús Jiménez.
También, creció y amplió su catálogo, que incluye poesía, ensayo, cuento y novela, entre otros, la Editorial Germinal. Esta editorial, dirigida por Juan Hernández, además destacó por sus esfuerzos para coordinar lecturas y otras actividades. Asimismo, está por presentar su revista literaria Pezón, con un dossier dedicado a Alexánder Obando.
Por su parte, vimos el nacimiento de una editorial que parece haber empezado con el pie derecho, no solo por la calidad de sus libros, sino por el firme propósito de afianzar una imagen y generar un catálogo de primera línea de narradores y prosistas en general. Se trata de Ediciones Lanzallamas, de Juan Murillo y Guillermo Barquero (este último editó Metales pesados, cuento, con la ECR) que publicó cinco títulos. Dos en su Colección Dédalus, de novela: El más violento paraíso, de Alexánder Obando y Marzo todopoderoso, de Catalina Murillo. Dos en su Colección Menard, de cuento: La madriguera, de Rodolfo Arias Formoso y Atrapainsomnios, de Heriberto Rodríguez (este aún en prensa). Y por último, inició su Colección Erdosain, de prosa no ficcional, con el texto de Luis Chaves 300 páginas. Prosas.
Tampoco podemos olvidar que justo el miércoles 8 de diciembre se presentó el primer libro de la Editorial Club de Libros, Poe. Siglo XXI, antología de cuentos de ciencia ficción. Un detalle muy importante es apuntar que estas cuatro editoriales, Uruk, Germinal, Lanzallamas y Club de Libros estuvieron presentes con buen suceso en la recién finalizada Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Por último, quiero rescatar el trabajo de la Editorial EUNED, que amplía su catálogo con obras de jóvenes talentos. Así, publicó los primeros cuentarios de Luis Antonio Bedoya y Germán Hernández, Relatos paganos y Variaciones para una ficción, respectivamente. También, Vida ajena, el primer poemario de G.A. Chaves, toda una revelación en el medio, y el tercer trabajo poético de Alí Víquez, Confesión de parte. De igual forma, la EUNED apoyó la reedición del excelente cuentario Fábula de los oráculos, de Manuel Marín Oconitrillo y la primera incursión en narrativa de Mauricio Vargas Ortega, poeta, con Para que la patria no sea el silencio, las memorias noveladas de Alberto Lorenzo Brenes sobre la revolución del 48. Todo ello sin olvidar el trabajo de Gustavo Solórzano-Alfaro, quien editó Retratos de una generación imposible, una muestra de poesía costarricense con autores nacidos entre 1966 y 1977 cuya obra ha sido referente de los últimos años.
No podemos olvidar, tampoco, los premios y menciones internacionales que tuvieron cuatro poetas costarricenses: en España, Jeymer Gamboa obtuvo el Premio Internacional de Poesía Emilio Prados y Rolando Merayo el Premio Internacional de Poesía La Compañia de Versos; asimismo, Carla Pravisani y Ricardo Marín, sendas menciones de honor en la última edición del Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón.
En fin, el recuento era breve y terminó alargándose. ¿Buena señal? ¿Excesivo optimismo? Puede ser. La cantidad no es sinónimo de calidad, pero creo que sí, que definitivamente estamos frente a un buen año, y con ello termino por augurar, a pesar del clima nefasto que se cierne sobre la política estatal en relación con la cultura y sus premios, que al menos dos o tres de los poemarios o cuentarios citados aquí deberá llevarse un Aquileo. Ojalá. O no.
Y con esto, cerramos el chinamo (aunque haya canales de televisión que insisten en abrir los suyos y atropellarnos a todos). Un abrazo de fin de año a todas las amigas y a todos los amigos que nos han seguido visitando.
En el ámbito de la poesía, como es usual, hubo mucho movimiento: festival internacional de poesía, lecturas regulares en diversos sitios, nuevos libros y una nueva editorial. Pero lo importante es la calidad que prevaleció.
Dentro de los títulos que podemos destacar están, en orden alfabético, los siguientes: Ángeles para suicidas, de Alexánder Obando; Confesión de parte, de Alí Víquez; Insomnio, de Juan Hernández; Vehículos pesados, de Alfredo Trejos; Vida ajena, de G.A. Chaves y Vivo delirio, de Joan Bernal Brenes.
Y en el campo editorial, destaca la aparición de Ediciones Espiral y su Colección Fin del Mundo, que publicó dos títulos: Emigrar hacia la nada, de Sebastián Arce Oses y Corazón de los días, de Esteban Alonso Ramírez.
También, en Guatemala se gestó Catafixia Editores, que publicó dos obras ticas: Modelo T. Antología personal. 1999-2009, de Alfredo Trejos y Estación Tropical, de Diego Mora.
Y esta semana que recién termina, dos trabajos más que aún no hemos leído: Karaoke 10, de Ricardo Marín y La quinta esquina del cuadrilátero, de Paola Valverde Alier.
Y claro, la narrativa no se queda atrás, y este año ha tenido un empuje vital: la consolidación del sello Uruk Editores, de Óscar Castillo, con novelas como Ciudad de Alado, del salvadoreño Mauricio Orellana o Faustófeles, de José Ricardo Chaves, que acaba de ser galardonada con el premio de la Academia Costarricense de la Lengua. También, en su Colección Ditsö, vimos las obras Los niños muertos, de Lía Crous (seudónimo de Laura Casasa) y Cuando la muerte no alcanza, de Geovanny Debrús Jiménez.
También, creció y amplió su catálogo, que incluye poesía, ensayo, cuento y novela, entre otros, la Editorial Germinal. Esta editorial, dirigida por Juan Hernández, además destacó por sus esfuerzos para coordinar lecturas y otras actividades. Asimismo, está por presentar su revista literaria Pezón, con un dossier dedicado a Alexánder Obando.
Por su parte, vimos el nacimiento de una editorial que parece haber empezado con el pie derecho, no solo por la calidad de sus libros, sino por el firme propósito de afianzar una imagen y generar un catálogo de primera línea de narradores y prosistas en general. Se trata de Ediciones Lanzallamas, de Juan Murillo y Guillermo Barquero (este último editó Metales pesados, cuento, con la ECR) que publicó cinco títulos. Dos en su Colección Dédalus, de novela: El más violento paraíso, de Alexánder Obando y Marzo todopoderoso, de Catalina Murillo. Dos en su Colección Menard, de cuento: La madriguera, de Rodolfo Arias Formoso y Atrapainsomnios, de Heriberto Rodríguez (este aún en prensa). Y por último, inició su Colección Erdosain, de prosa no ficcional, con el texto de Luis Chaves 300 páginas. Prosas.
Tampoco podemos olvidar que justo el miércoles 8 de diciembre se presentó el primer libro de la Editorial Club de Libros, Poe. Siglo XXI, antología de cuentos de ciencia ficción. Un detalle muy importante es apuntar que estas cuatro editoriales, Uruk, Germinal, Lanzallamas y Club de Libros estuvieron presentes con buen suceso en la recién finalizada Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Por último, quiero rescatar el trabajo de la Editorial EUNED, que amplía su catálogo con obras de jóvenes talentos. Así, publicó los primeros cuentarios de Luis Antonio Bedoya y Germán Hernández, Relatos paganos y Variaciones para una ficción, respectivamente. También, Vida ajena, el primer poemario de G.A. Chaves, toda una revelación en el medio, y el tercer trabajo poético de Alí Víquez, Confesión de parte. De igual forma, la EUNED apoyó la reedición del excelente cuentario Fábula de los oráculos, de Manuel Marín Oconitrillo y la primera incursión en narrativa de Mauricio Vargas Ortega, poeta, con Para que la patria no sea el silencio, las memorias noveladas de Alberto Lorenzo Brenes sobre la revolución del 48. Todo ello sin olvidar el trabajo de Gustavo Solórzano-Alfaro, quien editó Retratos de una generación imposible, una muestra de poesía costarricense con autores nacidos entre 1966 y 1977 cuya obra ha sido referente de los últimos años.
No podemos olvidar, tampoco, los premios y menciones internacionales que tuvieron cuatro poetas costarricenses: en España, Jeymer Gamboa obtuvo el Premio Internacional de Poesía Emilio Prados y Rolando Merayo el Premio Internacional de Poesía La Compañia de Versos; asimismo, Carla Pravisani y Ricardo Marín, sendas menciones de honor en la última edición del Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón.
En fin, el recuento era breve y terminó alargándose. ¿Buena señal? ¿Excesivo optimismo? Puede ser. La cantidad no es sinónimo de calidad, pero creo que sí, que definitivamente estamos frente a un buen año, y con ello termino por augurar, a pesar del clima nefasto que se cierne sobre la política estatal en relación con la cultura y sus premios, que al menos dos o tres de los poemarios o cuentarios citados aquí deberá llevarse un Aquileo. Ojalá. O no.
Y con esto, cerramos el chinamo (aunque haya canales de televisión que insisten en abrir los suyos y atropellarnos a todos). Un abrazo de fin de año a todas las amigas y a todos los amigos que nos han seguido visitando.
¡Felices fiestas y hasta el próximo año!
Comentarios
La otra semana estoy de martes a jueves. Pasate, y si no hasta la próxima que nos topemos.
Saludos y gracias por pasar
Gracias por la mención. Pero sobre todo, gracias por la brillante labor de difusión que has venido haciendo de la literatura nueva en nuestra tierra. No creo que nadie haya hecho algo semejante y todos lo celebramos. Es muy bueno contar con un literato y crítico como vos en este lugar sombrío: acerca luces.
Álex: claro que sí, un buen año. De tu parte, dos joyas para la novela y la poesía.
Saludos a ambos y gracias por pasar
Felices fiestas
Saludos y gracias por pasar
POr otro lado, pienso en ese lugar común que afirma que a las presentaciones de libros solo van los mismos escritores, y es cierto, el problema es que esas mismas personas no se leen ni siquiera entre sí. A lo sumo un amigo a otro amigo, pero si no hay lazos de amistad, es casi imposible oír a un escritor dialogando sobre otros escritores.
Es como una especie de temor (y de represión), porque hablar de otro escritor cercano en tiempo y espacio, pero que uno no conoce personalmente requiere madurez y generosidad.
De ahí, la invisibilización mutua a la que todos nos sometemos.
Saludos
Que yo sepa, Espiral tiene un tiempo de andar por ahí, pero hasta ahora como que debutan en serio. Es un esfuerzo, si no me equivoco, de Jonathan Lépiz, el mismo Sebastián Arce Oses y supongo que algunos más.
Saludos
Buenísimo tu brete, de lo aquí mencionado he leído casi nada, pero ya hice mi listica.
El otra año te toco el pie a ver si de una vez por todas nos conocemos con unas cervecitas para hablar de T. Waits
Saludos y felices fiestas
Y espero de verdad ese encuentro con birras y la Santísima Trinidad: Cohen, Waits y Dylan.
Mon: con gusto. Igual.
Saludos a ambos y gracias por pasar
Saludos y gracias por pasar