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Por el puente y más allá...


 Debemos destruir todo aquello que niega al ser humano sus derechos, especialmente el derecho al nacimiento de la conciencia.

            Hélder Câmara


    En la red de mi familia, mis amigos y mis amigas, he podido imaginar un mundo. En el centro de ese mundo está mi madre. Escribí este libro pensando mucho en ella. Sobre cualquier otra cosa, he tenido siempre presente la posibilidad de un país decente en el cual ella pueda vivir y morir en paz. Como abuela Mercedes.

    Alexánder Jiménez Matarrita
    El imposible país de los filósofos



Siempre vi en el abstencionismo electoral una forma de rebelión. No era indiferencia. Era un grito. Por otro lado, las sociedades sustentadas en ese sistema denominado democrático, con bipartidismo incluido, parecían caminar siempre igual, sin importar de quién fuese el turno. Eso ha generado en Costa Rica, también, un clima de pasividad.

Sin embargo, en mi caso, un hecho cambió por completo el panorama. La reaparición pública y notoria de Óscar Arias. Así, la primera vez que voté fue en las elecciones del 2006, en su contra; y luego en el 2007, a favor del NO al TLC. Ambas batallas perdidas, con la impotencia de ver que nada tiene marcha atrás.

Costa Rica se ha sustentado en dos mitos: primero, la idea de la patria pacífica, agrícola, blanca y buena, y en los últimos años, dicho discurso convive con el opuesto: patria violenta, insegura, monstruosa. Lo curioso es que este nuevo mito de la patria insegura no se le achaca, como debería serlo, a las políticas liberales y neoliberales de todo un siglo, a las políticas perpetradas por esa entelequia de “patriarcas blancos, cultores de la tierra”; no, se le achaca a los pobres, a los desclasados, a los infames, a los desposeídos, a los “feos”, a los cholos, a los inmigrantes.

Pero el mito pervive. Los neofachos, reaccionarios y conservadores se rasgan las vestiduras porque el país anda mal (y muchos de estos fachos tienen blogs muy populares al servicio de…). Y uno dice: qué bueno que se dan cuenta. Lo trágico sobreviene cuando uno se da cuenta de que para ellos anda mal porque hay robos y no matan a los delincuentes; porque hay indigentes y vendedores ambulantes que les estorban en su paso y en sus planes y el Gobierno no los quita. Estos fachos no están contra el clan Arias, la serpiente bífida, lo que le exigen es que cumpla con aquello por lo que tienen el poder, es decir, lograr una Costa Rica que sea un espejo de Lindora-Escazú-Santa Ana (y ahora Liberia-Guanacaste); nada más, y para eso, lo más fácil son las “soluciones finales”.



Costa Rica está mal hace mucho. Y no nos damos cuenta. Está mal porque no es un país apto para la producción ni para la creación, porque es un país chato, de horizontes limitados, donde seguimos aceptando todo y donde la mayoría se queja de la inseguridad (y pide medidas violentas), pero sigue creyendo que vivimos en el mejor de los países posibles. Esto va a explotar en cualquier momento, sea porque lo hagamos explotar, sea porque the powers that be lo hagan explotar. Los problemas de las instituciones estatales son provocados por los intereses que quieren hacerlas desaparecer. Eso es de una evidencia pasmosa. Esos intereses han copado todas las instancias hace mucho, han dejado sin herramientas a todas y todos los habitantes que menos tienen. Esos intereses son un asco y son una vergüenza, porque van en contra de todo lo que significa dignidad para el ser humano.

El poder no es uno, ni es homogéneo y claramente identificable, pero es claro también de dónde emanan ciertas fuerzas. Las consignas políticas y los procesos de concientización poco pueden hacer por lograr cambios serios; las medidas deben venir por otros lados. No sé cuáles, pero es necesario buscar las alternativas de un cambio.

El ser humano se debate siempre entre luchas de poder, pero eso no significa que no pueda buscar las mejores formas de vivir; eso no significa que siempre debe haber gente sufriendo por la indeferencia. Quienes esto piensan son atravesados simplemente por el peor cinismo o la peor estulticia.

Quiero creer en otro mundo posible, sin que la ironía vacua del cínico sea cómplice del descalabro. Quien es cínico solo por el placer de serlo, es en el fondo un nuevo conservador que desea que todo siga igual.

Quiero creer en otro mundo posible. Quiero construir otro mundo posible. Y habrá que ensuciarse las manos para lograrlo…



Comentarios

Unknown ha dicho que…
Qué lástima cuando el acto de votar deba pensarse desde el "para que no", desde el lugar de la resistencia, porque no se encuentran los espacios para la construcción desde el "para que sí".

Pero a veces no queda más remedi...

Bueno leerte en esos trotes.
Alexánder Obando ha dicho que…
Y hay quiene dicen que aquí no hay nada de qué escribir.

Más parece ser un problema de talento que una coersión del entorno.
raaul ha dicho que…
Por otro lado comentamos que el cinismo es lo que nos queda, pero estoy de acuerdo que no debería tomarse este como escudo de observador.

Pienso que de nada vale criticar y hablar de más, cuando poco o nada se hace por cambiar las cosas. Sin embargo, también me embarga un profundo sentimiento de frustración cuando veo noticias, cuando siento el peso de todo lo que está mal y la impotencia de no ver camino para el cambio.

Sea como sea, me gustó el artículo. Saludos.
Marga ha dicho que…
Parece que es una sensación que compartimos muchos, de lo que cada vez hablamos más amenudo en mesas, cafés y casas...Es triste caminar por San José y notar los cambios que estas políticas han producido, es triste ir a las comunidades y escuchar a la gente reclamando espacios democráticos, es triste sentarse, desde éste lugar cómodo, a hablar de aquellos que no están cómodos.

Muy buen texto.
Anónimo ha dicho que…
Marco: sí, esa no debería ser la lógica, pero es la única que queda, al menos por ahora. No hay remedio, así es.

Gracias a vos por leerme en ellos.

Alexánder: concordaba con el comentario que borraste.

Y sobre la escritura, no sé quien pueda decir algo como que en algún lugar "no hay nada de qué escribir". Quienes eso postulan son los adaliades de la "experiencia" y el "realismo", que tanto daño hacen a la literatura.

raaul: el humor, la broma, el chiste, el sarcasmo, alironìa, etc., son todos mecanismos transgresores, que no se deben perder; sin embargo, cuando nos quedamos en el cinismo, nos agotamos, sin respuestas, y damos vía libre para que los hijueputas sigan haciendo lo que gusten.

Me alegro de que te haya gustado.

Marga: es una sensación triste, claro que sí, es una sensación de frustración e impotencia. Pero en los espacios inmediatos, en los espacios familiares, en esas mesas, en esos cafés, nos toca hacer campaña, llevar a la gente a votar para evitar que ariaschinchilla gane.

Gracias.

Saludos y gracias a todos por pasar y comentar.
Germán Hernández ha dicho que…
Recuerdo la frase que me llegó por internet:

"otro mundo es posible... pero es carísimo!"

quizás.

Aunque las instituciones como el sufragio se derrumben, son eficientes para legitimar los procesos que atravezamos...

Apropósito de fachos, ¿vieron las consignas de campañas del niño bonito Guevara? mano dura!!!! el miedo también es eficiente.
Anónimo ha dicho que…
Germán: sí, famosa frase, que se le ha atribuido a Les Luthiers, principalmente.

Lo de Guevara es terrible, una de las peores campañas, que aparte de mala formalmente es una bodrio ideológico.

Saludos.
Luis Chaves ha dicho que…
eso es, ensuciarse las manos. hay maneras de maneras. uno puede elegir.
Gustavo Adolfo Chaves ha dicho que…
el cinismo es una arma válida porque al menos hay que pensar para refutarlo. y ya eso es ganancia. el problema es que en costa rica ni pensamos ni hacemos. sólo nos alegramos de que al menos no estamos tan mal como haití. ¡qué dicha!
Anónimo ha dicho que…
Tetrabrik: esa es la idea.

Tavo: concuerdo con que el cinismo no solo es necesario, sino indispensable. El problema es cuando solo eso tenemos o solo eso nos queda. Y claro, también de acuerdo con que aquí ni una cosa ni la otra.

En cuanto a Haití, no sé si fue que reconociste la foto final o te referís a los comentarios de tus ex de "políticas". En todo caso, la puse aquí con fines ilustrativos, como señal de que es necesaria la "revolución". Porque ese comentario de que "al menos aquí no estamos como en" es patético.

Claro, el cínico dirá que no sé en lo que me meto, y puede ser, pero estaría dispuesto a probar.

Saludos a ambos y gracias por pasar.
Esteban U. ha dicho que…
Muy bueno el post, me encantó. A mí me pasó algo parecido con el abstencionismo; en los 90, se hacían manifestaciones públicas incitando a no votar. Recuerdo el día, por ejemplo, que arrestaron a Mauricio Molina y a otros ejerciendo el derecho de manifestarse políticamente... por no votar. Yo no participaba, solo iba de testigo, porque me parecía un acto demasiado político.

En ese momento, el proselitismo no votante tenía méritos que ahora yo reconozco más claramente que entonces; por ejemplo, subrayar el monopartidismo (le decíamos bipartidismo, creo). Pero las cosas cambian: se podía decir PLUSC y la gente entendía; eso significa algo.

No sé si hoy diferenciamos proselitismo no votante de abstencionismo, no es igual. En todo caso, hoy el abstencionismo se convirtió en el arma de Arias & Cía. (ya no es monopartidismo, ahora es una corporación) para ganar: ganaron el referendo, ganaron la reelección, como nos recuerda Asterión. La propaganda del PAC llamaba a votar, sin decir por quién, llamaba a no abstenerse porque leyeron esto.

La reelección fue una afrenta en la cara de todos nosotros: lo que se hizo en la Sala IV es una afrenta actual en la cara de todos nosotros. Yo no me repongo de eso, todavía. El me-miedo (el memorándum), también fue una afrenta.

Yo adhiero a la idea de Marga, que luego Asterión levanta: las mesas, los cafés, las casas… En El Salvador, guerra civil, una de las amenazas fundamentales eran las comunidades de base: léase unos campesinos que intentaban darse una organización política funcional para poder vivir, donde el vínculo solía ser la religión. Yo no soy religioso, pero da lo mismo, no es eso: un acontecimiento político NO va a ocurrir en la Página 15, sino en otra parte, imposible saber cuál, por qué no las mesas (no serán las sillas, tendrán que ser las mesas eso sí).

Hinkelammert usa una metáfora: dice que ahora no hay un norte hegemónico contra un sur resistente, sino que hay islas y archipiélagos de poder, tanto en el norte como en el sur. Eso es el eje Lindora-Guanacaste, me pareció muy atinado.

Y concuerdo: podemos hacer como el magistrado Pilatos del TSE, o ensuciarnos las manos. Así que manos a…
Anónimo ha dicho que…
Esteban: creo que marcás un punto importante, entre la idea del abstencionismo y el proselitismo no votante. Pareciera que el primero es solamente una actitud indiferente de la que se vale la "corporación"; y la segunda, una opción que ya no es viable. Al menos así lo he entendido.

Las comuniades de base: las mesas, los cafés, las casas... Claro, ¿cuántos nos tomamos la molestia de discutir estos temas? ¿De rebatir o alientar causas ahí donde tenemos a la gente a la par y la escuchamos opinar de una u otra forma? En esas encrucijadas, al abstencionismo o la acciòn son claves: callamos por pereza o actuamos al hablar.

Las mesas, definitivamente, espacios de diálogo, deberán luego ser barricadas...

Gracias por pasar y comentar.

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