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In memóriam V: Isaac Felipe Azofeifa

Por lo que he podido constatar (o más bien, por lo que no he podido), el poeta costarricense Isaac Felipe Azofeifa nació un 3 o un 11 de abril de 1909 o 1912 (3 de abril de 1909 parece lo más probable)*, y murió un 2 de abril 1997. Así las cosas, tendría 87 años, al borde de los 88, el día de su muerte.

Entonces, este mes de abril de 2009, se conmemoran cien años del natalicio de uno de los poetas ticos más importantes, destacados y reconocidos. Profesor de varias generaciones del Liceo de Costa Rica; poeta, maestro y compañero de generaciones de escritores nacionales; de los primeros en tener la oportundiad de estudiar en Chile, y lograr entonces una educación distinta de aquella que era más común obtener en Europa, su obra es rica, densa, poderosa.

Esta es mi casa en ruinas

Mi casa es este silencio rodeado de ventanas.
Esta mirada abierta sobre el mundo.
Es uno de mis rostros.
Es este ojo profundo vuelto hacia su propia oscuridad,
radiante. ¿Cómo decir de otro modo
que yo soy quien aquí vive,
sin despertar del sueño en que soñando vive?

Mi casa
me rodea, me cubre, me mantiene invisible.
Yo soy su víscera, ella es mi otra piel.
Cuando queiro mirar, me asomo a sus balcones
y saludo el otro lado del mundo.

El cielo es siempre bienvenido. El sol se para
en el umbral a llamarme, lo mismo
que el camino, que entra de pronto,
cuando la puerta le invita a descansar
agitando sus hojas como un saludo.

Mi casa es esta ínsula serena,
este juez, salomónico verdugo, con el nombre de padre;
este brazo y regazo con que una dulce sombra
llamada madre, está presente y ama.
Y la bandada silvestre de los crueles hermanos,
y los fuertes primos y sus perros,
y la tía enlutada de los cuerpos de miedo,
agria como una cáscara, y el corazón azúcar.

Las bodas, el nacimiento, los cumpleaños, la muerte,
han sido siempre aquí. Lo cuentan estos
tristes retratos, estos muebles en que el tiempo
vive herido, muriendo solo; este vacío
colmado de vejez, de vidas, de muertes.

Ah, corazón que amas el presente,
¿no sientes que la sangre
es como un río que viene de lejos y se queda
quieto aquí para siempre?
Ah, corazón, mira estas hierbas
amargas, estos muñones de árboles antiguos,
este resto de barro de los muros.

Mi casa ya no existe.
Nada queda que no sea este niño perdido
que consigo lleva aquel silencio,
aquella oscuridad iluminada,
aquel balcón de donde mira
estrellarse la muerte contra el sueño.

De Días y territorios (1969), en Poesía, San José: Editorial Costa Rica, 1972, pp. 143-144.

* En algunos sitios de Internet, y en ediciones de la Editorial Costa Rica, se consiga el año de 1912. Sin embargo, otras publicaciones y también sitios de Internet constatan el año como 1909, que asumimos como oficial.

Comentarios

Alexánder Obando ha dicho que…
¡Qué pena! ¿Cómo decir? ¿Cómo confesar que este señor jamás me ha parecido genial? Me gustan uno o dos de sus poemas y me parece formalmente depurado, pero nada más. Es más o menos lo que me pasa con Haydn en música y con Jorge Guillén en poesía española.
Alexánder Obando ha dicho que…
Por cierto, Asterión, te comenté los dos posts anteriores con retraso porque he tenido problemas para leerlos.

Saludos.
Anónimo ha dicho que…
Tranquilo, Álex, sabés bien que no hay por qué sentir pena, mucho menos obligación hacia un autor o hacia las ideas de un bloguero.

Respecto a los post, yo he tenido muchos problemas hace rato a la hora de ponerlos. Me cambia el tipo de letra, el tamaño, la fuente, etc. Es un dolor de cabeza, porque soy medio obsesivo ocn la uniformidad. A lo mejor esto hace que no se lean en algunas máquinas. También, como tengo que meterles correcciones, puede que se actualicen en los otros blogs, pero que no estén disponible en el momento en que ingresás.

Y bueno, un abrazo y gracias como siempre por visitar.
Gustavo Adolfo Chaves ha dicho que…
Coincido con Álex en la apreciación formal de Isaac Felipe, pero a mí sí hay más de dos poemas suyos que me gustan. Donde sí no le tengo paciencia es en su crítica literaria: generalista y sin contacto con el texto. Del primer libro de Carlos de la Ossa dijo que era "difícil" y que habría que esperar a que el tiempo desentrañara las claves de su poesía. Eso no es falta de visión: es pereza. Los libros de Mariana Lev los despachó casi con notas de felicitación, sin hurgar en el sentido de esos poemas brevísimos y algunos desgarrados.

IFA además ha dejado una línea de imitadores nada despreciable. Es un poeta que marca una opción distinta en el lenguaje de la poesía tica, pero no llegó a tomar los riesgos suficientes para ser, en mi opinión, realmente un innovador.
Anónimo ha dicho que…
A ver, a ver, Álex y Tavo, aquí necesito un poco de ayuda: si ando en mis "malos días", agarro y despacho toda la poesía tica de un solo tajo; pero ando en mis "buenos días", así que trato de ser "objetivo" y hablar con "cariño" de algunos poetas.

Bueno, ya en serio, Tavo A., coincido con vos en que no fue innovador (como no lo ha sido ningún poeta costarricense, creo yo), pero como decía en uno de los post anteriores, no siempre se trata de ser innovador, sino de hacer las cosas bien, y creo que en eso coincidimos, en que Azofeifa hizo las cosas bien, muy apegado a la tradición hispanoamericana, cierto.

En cuanto a la crítica, completamente de acuerdo, y es que seguimos en el mismo asunto: aquí no ha habido crítica, y cuando se da, lo que hay es mero impresionismo decimonónico.

Respecto a los imitadores, considero que la culpa es siempre de estos, y no de aquel a quien imitan.

Saludos y gracias por pasar.
Gustavo Adolfo Chaves ha dicho que…
Tenés razón, Asterión. Pero no es cuestión de despachar a toda la poesía de un tajo. Es asunto es volver a los textos y no esquivar su realidad. Aquí podríamos hablar infinitamente de que Isaac Felipe fue un gran maestro, educador, pensador, etc... y eso nunca justificaría sus poemas. Lo que quise decir es que con Isaac Felipe hay un cambio de registro en nuestra poesía, y para bien (ya te digo: me gustan mucho más que dos poemas suyos).

La ruptura que introdujo no fue todo lo fuerte que pudo haber sido, pero fue germinal en varios sentidos. Por eso insisto en que hay que volver sobre él. Sus imitadores son otra cosa, de acuerdo. No es mi intención juzgar a IFA por ellos. Sólo quiero hacer notar que hay una veta creativa que parte de él y por eso es necesario aprender a distinguirla. Razones críticas, desde luego.
Anónimo ha dicho que…
Tavo A: lo que decía en mi primer párrafo era en broma, claro está.

Por lo demás, creo que estamos de acuerdo en la necesidad de volver la mirada sobre una serie de poetas, más allá de nuestos gustos o de su calidad, como camino para entender (o para construir) una tradición.

De la generación posterior a los modernistas, a Brenes Mesén, Jiménez Huete y Sotela, creo que Azofeifa es el primero que empieza a sonar a "otra cosa", y su poesía a sonar a poesía dentro del ámbito hispanoamericano.

A mí hay poemas suyos que no me gustan, por supuesto (tampoco soy un experto), como ese que se lee en secundaria, "Adolescencia, vaga voz..."

Bueno, gracias por seguir ocmentando. Saludos.
DAVID CRUZ ha dicho que…
Cuando yo tenía 12 0 13 años y empezaba a leer me significaba mucho Isaac. hoy ya tengo una percepción completamente distinta y lo veo ( esto con todo respeto) un dinosaurio. Me quedan sus libros, huesos: fósiles que me recuerdan su paso por el mundo poético costarricense…

saludos
david
Anónimo ha dicho que…
David: no hay que pedir perdón ni permiso, jeje, si no gusta no gusta y listo.

De eso se trata, de que al poner a estos poetas, puede darse la discusión, la revisión, el análisis. Yo mismo de adolescente recahzaba muchas cosas, luego he tratado de verlas con otros ojos, pero la idea es siempre buscar, buscar, buscar...

Saludos.

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