Dedicado a Anónimo Inventarios terrestres A Antonio Enrique Hay delgadísimos sonidos entre las cosas y sus muertes, como un violín sonando mientras se hunde en un agua interminable. Hay casas en donde las ventanas arden siempre y la noche no puede abandonarlas. Hay tu rostro y mi mano y la incierta pasión de reunirlos. Hay un plancton solar en los cuerpos amantes que el mar no ha conocido ni comprende. Hay músicas en mí que nunca podré darte. Hay la desolación y el rostro que la aguarda. Hay pájaros ardiendo desbandados desde el canto hasta la muerte. Hay posesiones últimas, pulpas lunares, ríos que irrumpen verticales a las horas. Hay lejanías, ellas todo lo envuelven en su vasta memoria deletérea. Hay bosques esperando, como una explosión inaplazable debajo de las calles por su aire. Hay objetos mortales, espejos agresivos alrededor del hombre que no duerme. Hay flores y su fulgurante devoción. Hay el polvo y su rostro de tempestad. Riadas que se sumergen en las mareas del viento. Ad
Blog "gluten-free" de Gustavo Solórzano-Alfaro
Comentarios
Te dejo un beso.:-)
y todo empeora
Adrianina: así es, el dicho popular parece cumplirse, pero como le decía Sentenciero, es un tema con múltiples aristas.
Alexánder: así será mientras el caso no sea sobreseído, o haya objeciones o apelaciones.
Puta: sí, me he dado cuenta de la situación, pero no menos angustiante puede resultar en Ticolandia.
Saludos a todos y gracias por comentar.